Al caer la noche, todos habían decidido lo que harían, Jared Amy y Ryan seguirían con Emily, y Gerard Frank, Ray y Laura vendrían conmigo. Después de todo no nos separaríamos. Nos reunimos todos de nuevo en el recibidor. Se produjo un largo e incómodo silencio.
-¿Y bien? – me dijo Emily, pero bastante alto, como si quisiese que todos la oyesen.
-¿Y bien qué?- respondí, en un tono mucho más bajo.
-¿Sabes ya hacia dónde iremos?- preguntó Jared, dirigiéndose a mí.
-¿Yo? – respondí, atónita, señalándome.
-¿Quién si no? ¿no eres tú Twisted Fistfight? ¿el…la Gran twisted fistfight? ¿Aquella que llevó a cientos de killjoys a Sleep City para conquistarla? Y que lo consiguió – añadió. Esos comentarios cayeron sobre mi como un cubo de agua fría. Hice aquello hacia ya 6 años, perdimos a mucha gente, pero nos hicimos notar y reavivamos las esperanzas perdidas de miles.
Por aquel entonces solo tenía 16 años, era apenas una cria ansiosa por luchar, y tal vez si no lo hubiese sido no lo habríamos logrado.
-Sí…-musité.- Sí- repetí un poco más alto, y me levanté de la mesa donde estaba sentada- Sí- repetí, esta vez sonó más como un grito. Y en mi cara apareció una mueca que era un intento de sonrisa, pero demasiado amarga como parecer real. Les miré, tenía ante mí a 9 personas dispuesta a darlo todo... les podría decir que partiésemos en ese mismo momento, y lo habrían hecho sin contemplaciones. Sin embargo yo no quería aquello, no quería llevarlos a una guerra injusta en la que podrían morir. Me sentía débil e indefensa ante ellos, poer sabía lo que yo significaba en sus corazones, yo era la esperanza que estaban buscando la que tanto ansiaban y necesitaban. Y no podía negársela.
-Saldremos mañana al amanecer, Laura , Emily, Amy y Ryan irán en la furgoneta de Emily, el resto en el coche, yo iré en la moto.- mi voz sonó fría y sin ninguna emoción, pero todos asintieron conformes.
-Todo el mundo llevará su máscara y su pistola laser a mano, a la mínima señal de alerta, todos a cubierto, yo los distraeré. ¿Alguna duda?
-¿Hacia dónde iremos?- preguntó Ray tras un breve silencio.
-Hacia donde sople el viento.- respondí, y tras despedirme con apenas una imperceptible inclinación de cabeza, me fui a mi habitación. Me cambié la camiseta por la que había dejado encima de la cama, deje la que tenia puesta encima de la bolsa, me entré en la cama y empecé a limpiar mi pistola laser con un pañuelo. Al cabo de lo que calculo que serían unos 20 minutos alguien entró en mi habitación. Me giré bruscamente y apunté a esa figura con la pistola.
-vaya, lo de ser twisted fistfight se te ha subido un poco a la cabeza- dijo la inconfundible voz de Mikey.
-¿Qué quieres?- dije bajando el arma.
-bueno…venía a darte nuestra última sesión de sexo salvaje en esta cama, pero ya veo que no estás de humor- respondió, y caminó despacio hacia la puerta, le intercepté aún riéndome.
-Hay demasiada gente aquí- dije- les despertaríamos.
-¿Desde cuándo te ha importado eso?- dijo forzando una mueca de seriedad.
-Desde que mi mejor amiga está aquí.- respondí empujándole.
-Vale, vale, ya me ha quedado bastante claro que no me quieres- dijo sentándose en la cama y poniendo un puchero en la cara.
Me senté sobre sus piernas, lo agarré del cuello y lo traje hacia mí, besándolo hasta que tuve que coger aire para poder respirar.
-Jamás vuelvas a decir eso- le dije en tono amenazador.
-Está bien, está bien, me rindo…tú ganas, como siempre-dijo tirando de mí hasta caer los dos sobre el colchón.
Abrí los ojos y aún estaba oscuro, me levanté y me vestí aún era pronto para despertar a Mikey, pero yo tenía que poner a punto mi moto, salí al patio trasero, destapé mi moto y sonreí. Aquella maravilla era perfecta.
-¿qué haces despierta tan temprano?- dijo alguien a mi espalda, en un acto involuntario mi mano ajó a mi cintura, donde se suponía que debía estar mi arma, pero allí no había nada. Me di la vuelta y vi a Jared.
-Supongo que podría preguntarte lo mismo- dije y le dediqué una media sonrisa.
-¿Es tuya?- preguntó
-Sí.
-Es una preciosidad.
-Lo sé.
-Dejaron de fabricarlas hace…ya he perdido la cuenta, ni si quiera se en qué año estamos…
-2032.
-¿Qué?
-Estamos en el año 2032. Dejaron de fabricarlas hace 20 años, es difícil conseguir piezas de repuesto, pero me las apaño.
- no podría estar en mejores manos…¿Vas a hacer algo?
-Voy a revisarla, le voy a limpiar un poco el polvo y quería darle un repaso al motor- dije haciendo un repaso mental. ¿Quieres ayudarme? – por fín había encontrado a alguien que entendía mi obsesión con esa moto, y no pensaba dejarlo escapar.
-¿Estás de broma? ¡Pues claro! ¿Por dónde empiezo?- gritó. Parecía un niño pequeño con un nuevo juguete, y tal vez lo era. Sonreí. Quizás demasiado.
Cuando el sol terminó de salir ya habíamos terminado.
-¿Quieres oírla rugir? – dije limpiándome la grasa de las manos.
-Por supuesto – dijo él, pasándose la mano por su frente sudorosa.
-Adelante- dije, me aparté y le hice un gesto con las manos.
-¿Qué? ¿Yo? ¡No! – dijo apartándose.
-¡Oh venga! Te lo mereces, has hecho todo el trabajo
-¡No! ¡No puedo! ¡Es…Tuya! – dijo algo más calmado, y entonces entendí.
-Entonces…te ordeno que subas – dije firme.
- No…-susurró yo le hice un gesto que se podría interpretar como un “¿Piensas desobedecerme?”. No dijo nada más, se subió a la moto y arrancó. El motor emitió su característico rugido y a Jared parecía que le iba a dar un infarto de un momento a otro.
Apagó la moto y nos quedamos allí unos instantes. Finalmente se bajó y me dio las gracias, yo le sonreí y saqué la moto de allí. La dejé preparada en la entrada y fui al recibidor. Todos estaban allí, listos para salir.
-¿Alguien ha cambiado de idea?- pregunté. El silencio me dio la respuesta. Salimos y cada uno fue a su lugar asignado. Emily, Mikey y yo nos quedamos un poco apartados. Mikey y yo nos despedimos con un beso y él se fue.
-Cristina…-dijo Emily.
-¿Qué ocurre?
-Tenemos un problema…-continuó, yo me preocupé excesivamente. – tenemos un terrible problema- dijo, y yo palidecí un poco, le indiqué con un gesto que continuara- verás, no he querido decírtelo antes pero…- la agarré de los hombros y la miré fijamente a los ojos.-Veras…es que…no hay viento.
Sonreí muy a mi pesar, me había hecho pasar un mal rato.
-¿Hacia dónde iremos?- añadió.
-No te preocupes, tú ve, ahora voy- Dije. Vi como se alejaba. Me di la vuelta y contemplé el motel. Me iba de nuevo y él siempre me esperaba, no importaba lo que tardase, siempre estaba igual, por muchos años que pasasen. Y siempre me costaba despedirme de aquel lugar. Demasiados recuerdos tal vez. Acaricié la puerta y eché el cerrojo. Saqué una moneda del bolsillo del pantalón. Cara : Norte Cruz: Sur. La lancé al aire. Me puse el casco y las gafas de sol, subí a la moto, arranqué haciendo rugir el motor, y le dediqué otro rugido a Jared, con un grito de júbilo avancé rápida por la carretera, disfrutando de la sensación de libertad que conducir esa moto producía en mí.