jueves, 19 de julio de 2012

Capítulo 35.


-¿Pensáis decírselo a todos, o preferís mantenerlo en secreto de momento? – pregunté, inquisitiva.
-Ni idea-Respondió Frank, quien rodeaba con el brazo a Emily, la cual estaba apoyada sobre su pecho. La escena era bonita, la luz de atardecer les golpeaba, y en sus caras se dibujaban sonrisas de felicidad. Verlos así me recordó a Mikey y a mí. Noté que sobraba, me levanté.
-Bueno, será mejor que me vaya- dije. Ellos alzaron la vista, Frank me dijo adiós con la mano y Emily alzó las cejas, preguntándome dónde iba, le respondí guiñándole un ojo.
Fui hasta donde estaban Gerard y el resto, junto a Ryan y Jared, Gerard preparaba una hoguera. Mikey rebuscaba algo en la furgoneta, Ray y Amy charlaban animadamente quien sabe sobre qué.
Me dirigí hacia Mikey, le abracé por detrás y le besé el cuello, noté como se estremeció y soltó una risa por lo bajo.
-¿Qué haces? –pregunté.
-Hacer inventario, alguien tiene que hacerlo. ¿Dónde estabas?- respondió.
-Con Emily, ya sabes.
Le solté, aunque sin muchas ganas, se giró y dejó un corto beso en mis labios.
-¿Qué crees que habrá pasado en la ciudad?- dijo mirando a la nada.
-Saben cuidarse, lo más probable es que hayan echado a todos los draculoides de allí.-respondí, mirando al mismo punto, mientras  subía a la furgoneta de espaldas.
-De todos modos, voy a ver si hay noticias en la radio. –añadí.
Encendí la pequeña radio que había allí, y sintonicé la emisora del Dr.Death.
-La zona tres completamente despejada, gracias al gran trabajo de los Killjoys. ¡Hurra! La ciudad Blue, ha resistido al ataque de la industria, aunque con unas cuantas bajas. Hoy es un día para celebrar, cada segundo estamos más cerca del éxito. Podemos recuperar lo que es nuestro. ¡No hay tiempo para más! hasta pronto.
La voz sonaba un poco distorsionada, pero respiré tranquila al saber que lo habían logrado, y no pude evitar preocuparme por Hayley y el resto.
-Seguro que están perfectamente –dijo Mikey, leyéndome el pensamiento, como siempre.
Empezaba a anochecer, y con la oscuridad llegaba el frio, por lo  que todos fuimos a refugiarnos al calor de la hoguera, aunque algunos estaban más pegados que otros.
Gerard  repartió comida para todos y alguien sacó una botella de jack daniels.
Emily y Frank cruzaban miradas de complicidad, aunque nadie las notase. Amy y Laura se habían hecho casi inseparables y reían juntas.
A Jared y Ryan les tocaba el primer turno de vigilancia, por lo que no estaban.
Mikey estaba tumbado en el suelo, con los ojos cerrados, aunque no estaba durmiendo, se tapaba la cara con una mano, y con la otra hacia pequeños dibujo sin sentido sobre la arena.
Ray estaba en la furgoneta buscando algo, no sé bien que era.
Mientras, Gerard y yo hablábamos sin mirarnos a los ojos, dirigiendo nuestra mirada hacia el horizonte, allá hasta donde nos alcanzaba la vista. Se produjo un silencio incómodo entre nosotros, el cual él rompió.
-¿En qué piensas? – dijo sin mover un solo músculo.
Yo le miré, pero él no se giró.
-No lo sé.-respondí.
-¿Cómo  no vas a saber en lo que piensas?- Seguía sin moverse.
-Digo que no sé en qué pensar, son tantas cosas, que  no sé en qué pensar primero.- yo seguía mirándole, el dirigió su mirada al cielo, uno con muy pocas estrellas.
-¿A dónde vamos a ir ahora? – preguntó, esta vez torció la cabeza hacia mí.
-Pues…lo cierto es que tengo algo pensado, pero es a largo plazo, por ahora, deberíamos buscar un lugar para refugiarnos, hasta que se me ocurra cómo hacer ese algo, después vosotros decidiréis.- respondí, rehuyendo su mirada.
-¿Y qué es ese algo? Si se puede saber, claro.- dijo inquisitivo.
-Todo a su tiempo, lo sabréis, pero por ahora no, dado que no es relevante de momento. –Respondí. Y me levanté.
-me voy a dormir, me toca guardia en 4 horas, será mejor que descanse.- añadí .fui hacia Mikey y le di un toque en su bota con mi pie. Abrió los ojos y se cubrió la cara con la mano, para que no le molestase la luz del fuego.
-¿Vienes? – susurré. No respondió, en cambio, se levanto  y me agarró la mano. Fuimos  a la furgoneta, colocamos el colchón y nos tumbamos, a lo ancho, para dejar sitio.
-¿Tienes frio? – preguntó. Asentí como respuesta. Se levantó y rebuscó entre los trastos que había tirados. Finalmente cogió una manta azul y volvió a mi lado. La estiró sobre nosotros  y se pegó a mí, sonreí ante ese gesto. Juntamos nuestras frentes y nuestras narices se rozaron, ahora sonrió él. Dejé un corto beso en sus labios, pero él quería más, por lo que el beso que vino después, era digno de la película más romántica del mundo, creí escuchar los violines de fondo.