-¿Pensáis decírselo a todos, o preferís mantenerlo en
secreto de momento? – pregunté, inquisitiva.
-Ni idea-Respondió Frank, quien rodeaba con el brazo a
Emily, la cual estaba apoyada sobre su pecho. La escena era bonita, la luz de
atardecer les golpeaba, y en sus caras se dibujaban sonrisas de felicidad.
Verlos así me recordó a Mikey y a mí. Noté que sobraba, me levanté.
-Bueno, será mejor que me vaya- dije. Ellos alzaron la
vista, Frank me dijo adiós con la mano y Emily alzó las cejas, preguntándome
dónde iba, le respondí guiñándole un ojo.
Fui hasta donde estaban Gerard y el resto, junto a Ryan y
Jared, Gerard preparaba una hoguera. Mikey rebuscaba algo en la furgoneta, Ray
y Amy charlaban animadamente quien sabe sobre qué.
Me dirigí hacia Mikey, le abracé por detrás y le besé el
cuello, noté como se estremeció y soltó una risa por lo bajo.
-¿Qué haces? –pregunté.
-Hacer inventario, alguien tiene que hacerlo. ¿Dónde
estabas?- respondió.
-Con Emily, ya sabes.
Le solté, aunque sin muchas ganas, se giró y dejó un corto
beso en mis labios.
-¿Qué crees que habrá pasado en la ciudad?- dijo mirando a
la nada.
-Saben cuidarse, lo más probable es que hayan echado a todos
los draculoides de allí.-respondí, mirando al mismo punto, mientras subía a la furgoneta de espaldas.
-De todos modos, voy a ver si hay noticias en la radio.
–añadí.
Encendí la pequeña radio que había allí, y sintonicé la
emisora del Dr.Death.
-La zona tres
completamente despejada, gracias al gran trabajo de los Killjoys. ¡Hurra! La
ciudad Blue, ha resistido al ataque de la industria, aunque con unas cuantas
bajas. Hoy es un día para celebrar, cada segundo estamos más cerca del éxito.
Podemos recuperar lo que es nuestro. ¡No hay tiempo para más! hasta pronto.
La voz sonaba un poco distorsionada, pero respiré tranquila
al saber que lo habían logrado, y no pude evitar preocuparme por Hayley y el
resto.
-Seguro que están perfectamente –dijo Mikey, leyéndome el
pensamiento, como siempre.
Empezaba a anochecer, y con la oscuridad llegaba el frio,
por lo que todos fuimos a refugiarnos al calor de la hoguera, aunque algunos
estaban más pegados que otros.
Gerard repartió
comida para todos y alguien sacó una botella de jack daniels.
Emily y Frank cruzaban miradas de complicidad, aunque nadie
las notase. Amy y Laura se habían hecho casi inseparables y reían juntas.
A Jared y Ryan les tocaba el primer turno de vigilancia, por
lo que no estaban.
Mikey estaba tumbado en el suelo, con los ojos cerrados,
aunque no estaba durmiendo, se tapaba la cara con una mano, y con la otra hacia
pequeños dibujo sin sentido sobre la arena.
Ray estaba en la furgoneta buscando algo, no sé bien que
era.
Mientras, Gerard y yo hablábamos sin mirarnos a los ojos,
dirigiendo nuestra mirada hacia el horizonte, allá hasta donde nos alcanzaba la
vista. Se produjo un silencio incómodo entre nosotros, el cual él rompió.
-¿En qué piensas? – dijo sin mover un solo músculo.
Yo le miré, pero él no se giró.
-No lo sé.-respondí.
-¿Cómo no vas a saber
en lo que piensas?- Seguía sin moverse.
-Digo que no sé en qué pensar, son tantas cosas, que no sé en qué pensar primero.- yo seguía
mirándole, el dirigió su mirada al cielo, uno con muy pocas estrellas.
-¿A dónde vamos a ir ahora? – preguntó, esta vez torció la
cabeza hacia mí.
-Pues…lo cierto es que tengo algo pensado, pero es a largo
plazo, por ahora, deberíamos buscar un lugar para refugiarnos, hasta que se me
ocurra cómo hacer ese algo, después vosotros decidiréis.- respondí, rehuyendo
su mirada.
-¿Y qué es ese algo? Si se puede saber, claro.- dijo
inquisitivo.
-Todo a su tiempo, lo sabréis, pero por ahora no, dado que
no es relevante de momento. –Respondí. Y me levanté.
-me voy a dormir, me toca guardia en 4 horas, será mejor que
descanse.- añadí .fui hacia Mikey y le di un toque en su bota con mi pie. Abrió
los ojos y se cubrió la cara con la mano, para que no le molestase la luz del
fuego.
-¿Vienes? – susurré. No respondió, en cambio, se
levanto y me agarró la mano. Fuimos a la furgoneta, colocamos el colchón y nos
tumbamos, a lo ancho, para dejar sitio.
-¿Tienes frio? – preguntó. Asentí como respuesta. Se levantó
y rebuscó entre los trastos que había tirados. Finalmente cogió una manta azul
y volvió a mi lado. La estiró sobre nosotros
y se pegó a mí, sonreí ante ese gesto. Juntamos nuestras frentes y
nuestras narices se rozaron, ahora sonrió él. Dejé un corto beso en sus labios,
pero él quería más, por lo que el beso que vino después, era digno de la
película más romántica del mundo, creí escuchar los violines de fondo.