lunes, 4 de febrero de 2013

Capítulo 38


A Celia.
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Me desperté, no era muy tarde, el reloj marcaba las diez
Miré a mi alrededor, no había nadie. Salí de la furgoneta preocupada
Me alivié al verlos bromeando y charlando relajadamente
Busqué a Mikey con la mirada, su turno debería haber acabado hace no mucho. Le vi hablando con Jared y Emily. Me acerqué a ellos
-Buenos días- les sonreí.
-¿Has desayunado? – me preguntó Mikey
Negué con la cabeza
-Vamos- me cogió de la mano- Seguro que aún queda algo de café, si Gerard no se lo ha acabado ya.
Los dos reímos. Llegamos hasta los restos de la hoguera, donde calentábamos el café con las ascuas. Vimos a Gerard  echándose las últimas gotas en su taza.
-¿Queda café?- preguntó Mikey.
-Ya no.- respondió Gerard.
Puse una mueca divertida de fastidio.
-Tienes que dejar las drogas Gerard.- Bromeé. Él sonrió.
-Tendremos que buscarte otra cosa – añadió Mikey.
Gerard levantó la mirada, que tenía fija en su taza y la puso en nosotros.
-¿Quieres?- preguntó.
-¡Oh no! – Exageré – No seré yo quien te prive de tu café matutino.
Sonrió y tendió su taza hacia mí.
-Toma, de todos modos ya he tomado uno- me dedicó una media sonrisa. Cogí la taza y le di las gracias con la mirada. Mikey y yo volvimos con Jared y Emily. Jared había sido sustituido ahora por Frank.
Cuando nos vio llegar dijo:
-¿Aún quedaba café?¿Es que Gerard se ha dormido?- rió.
-Yo creo que está enfermo, le h dado su café.- dijo Mikey señalándome. Frank me miró escéptico.
-Será el desierto- Justifiqué. Frank cabeceó.
A los pocos minutos yo me había acabado el café y apareció Ray.
-¿Nos vemos?- Preguntó. Esperé a que alguien respondiese, después me dí cuenta de que la pregunta era para mí.
-Deberíamos-sugerí.
-¿Hacia dónde, jefa?- Siguió Ray.
-No me llames jefa- Bufé.- Anoche vimos humo por el oeste, podríamos acercarnos.
Asintieron y fueron a avisar a los demás.
Recogimos y vi a Gerard hablando con Frank, el cual parecía preocupado. Frank se fue y yo me acerqué a Gee.
-Hey, parece que al final sales ganando- dije sonriente.
Me miró, parecía cansado, o tal vez triste.
-¿Qué?
-Que al final vamos hacia el oeste.
-Ah, sí.
-Gee, ¿Te pasa algo?

-Eh…no, nada- no parecía nada convencido
-Sabes que puedes contarme lo que sea ¿Verdad?
Sonrió
-Vamos. – dijo como única respuesta.  Y nos reunimos con el resto.
Yo viajaba delante con la moto, y detrás, marcaban la furgoneta y el coche.
Aceleré para llegar antes que ellos y ver si había algún peligro. El lugar del que provenía la noche anterior el humo estaba en un valle , por lo que ascendí por un lateral, para observar, vi un coche, y los restos de una hoguera, pero a nadie más. Bajé por un pequeño camino grabado en la arena. Me acercaba al coche cuando oí disparos.