sábado, 23 de junio de 2012

Capítulo 34.


Apoyadas sobre la furgoneta, ella esperando una respuesta y yo sin poder tragar saliva, con los ojos abiertos de par en par.
-¿Y bien? – rompió el incómodo silencio.
-… pues…- no sabía muy bien qué decir, la noticia me había cogido por sorpresa.
-¿estás enfadada? – preguntó torciendo el labio.
-¡No! –Respondí inmediatamente –no, no, no ¿Cómo iba a estarlo?  Quiero decir, me alegro, me alegro de que, bueno, tú y Frank… - no podía pronunciar frases enteras, solo palabras atropelladas por otras. Ella me abrazó y pude soltar el aliento que llevaba retenido un par de minutos.
-¿De verdad? – preguntó.
-Claro que sí, pero ¿Desde cuándo?- me dejé caer al suelo apoyando la espalda sobre la furgoneta.
-Un par de semanas- .Me imitó.
La miré a los ojos y sonreí, al fin y al cabo era una buena noticia, Emily parecía feliz, no paraba de sonreír, aunque en su mirada aún quedaban restos de inquietud, supongo que por el miedo a  mi reacción al saber que Frank y ella estaban juntos, ¿Pero qué esperaba? ¿Qué me pusiese celosa? No podía pedirle fidelidad ni nada parecido a Frank, pero lo cierto es que  sí que estaba celosa, o más bien tenía miedo, miedo  de que Emily se alejase de mí por él.  Pues nadie sabía mejor que yo lo lejos que podía llegar el amor, y si se enamoraban, si lo hacían de verdad, dejaría de pasar tanto tiempo con ella, y probablemente acabaría consumida por dentro, vale, en ese momento me puse demasiado melodramática, pero era lo primero que rondó por mi mente.
-Prométeme que nunca me dejarás. –susurré, queriendo que no me oyese.
-¿Por qué dices eso?- preguntó entornando los ojos.
Mierda.
Desvié la mirada, después de todo, era mi mejor amiga, la quería con toda mi alma y no quería que se volviese a alejar de mí nunca más.
-Cariño, ¿Crees que es tan fácil deshacerte de mí? –añadió con una sonrisa.
Volví a mirarla a los ojos, y sonreí como una estúpida, la abracé.
-¿Y cómo? – pregunté mientras me separaba de ella. Ví como sonreía de lado.
-Yo estaba sentada frente al ordenador, como de costumbre, y de repente apareció con un café en la mano y una sonrisa en la cara, me tendió el café y empezamos a hablar, después de eso no mucho mas…empezamos a vernos más a menudo, ya sabes, para charlar y eso. Entonces cuando menos me lo esperaba me hizo un piropo, y ya sabes que me pongo roja con esas cosas, y…me besó.-sonreía, y miraba al infinito, definitivamente estaba enamorada.
Yo reía, no podía parar, Emily me regañaba y me daba golpes en el brazo diciendo que parase. De repente apareció Frank.
-¿Qué es tan divertido? – preguntó.
-Tú- respondí, entonces Emily y él se miraron.
Frank se sentó con nosotras, al lado de Emily, y sacó un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta.
-Entonces, ya lo sabes.- dijo,  y supe que se dirigía a mi. Yo ya estaba algo más calmada, y había logrado asimilar la noticia.
-Sí, y no sabéis lo feliz que me hace, me alegro mucho por vosotros. – contesté.
-Ni que nos fuésemos a casar- bromeó Emily.
-En los tiempos que corren, encontrar el amor es como si te tocase la lotería. –le reproché.

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