Emily estaba sentada frente al ordenador con los pies sobre
la mesa y una taza de café en la mano, esperando a que el programa que había
descargado para abrir los archivos que se supone no aportarían información sobre la industria.
Habían pasado unos días y
los tipos estos habían resultado una gran fuente de recursos.
Todo seguía prácticamente como siempre, me atrevería a decir
que incluso mejor.
Me acerqué a ella por
detrás
-¿Cómo vas?- dije mientras le arrebataba la taza y daba unos
sorbos.
-Pues, sorprendentemente ¡ Funciona!- Respondió ilusionada.
-Sabia que podias hacerlo- le di un beso en la mejilla-
Enhorabuena.
-Si bueno… he de reconocer que Matt me ayudó un poco.
-En el fondo lo sabia…-bromeé- bueno, te dejo con tus
cables…y cosas.- me fui dejándola riendo. Fui hacia la habitación que se había
convertido en una zona común y donde todos pasábamos la mayor paerte del
tiempo. Mientras Emily seguía intentando abrir la caja de pandora. Apenas salía
de aquel cuarto.Y a Frank tampoco se le veía mucho por allí.
No era demasiado tarde, serian las diez de la tarde cuando
alguien descubrió una botella de tequila a esa la siguieron otras muchas, nadie
llevó la cuenta, a algunos los perdí de vista según avanzaba la noche, otros
acabaron por el ssuelo y yo nisiquiera sabia donde estaba. Se suponía que
eramos personas adultas y civilizadas, pero ¿Qué demonios? Estábamos en el find
del mundo y, con tios disfrazados persiguiéndonos e intentando matarnos y no
había esperanza para el mundo¿ porqué no podíamos emborracharnos y pasar una
buena noche?
¿Qué porqué no? La respuesta la traia Emily aquella mañana
de resaca. Escuche oa alguien gritar mi nombre. Me levanté de aquel sofá y me
froté los ojos. Vi aEmily que gritaba y paracia enfadada, a mi la cabeza me
daba vueltas
-¿Pero a quien se le ocurre?- dijo entre maldiciones, me
agarró de la mano y tiró de mi para incorporarme, me regaño por haberme
emborrachado mientras ella estaba trabajando. Me llevó casi arrastras hasta el
cuarto donde trabajaba, vomité por el camino. Al llegar me sentó en la silla y
me dio su taza de café. Me disculpé.
-¿y bien? ¿tienes algo?- dije.
-Más de lo que querría…-respondió. Yo la miré preocupada.
-¿Lo has abierto?
-Criss…escucha, esta…es difícil de explicar…bueno…yo.
-Emily,¿Qué ocurre?- me asusté, mucho.
-Pues…¿por donde empiezo?- preguntó para si misma.
-Puedes empezar por el principio- la ayudé.
-Haber…en primer lugar, quería habar contigo primero
porque…los archivos, no son de tu padre. Son de el mio- Dicho esto, se dejó
caer sobre la mesa, con la mirada baja. Eso significaba que el Dr.Burn no
estaba vivo. Me levanté y me acerqué a ella, pase mi brazo por sus hombros.
-Lo siento…-dije.
-No te preocupes, en el fondo lo sabia, aunque una parte de
mi se negaba a ceptarlo del todo.
-Hey, nunca hay que perder la esperanza- la animé.
-¿Cómo tú?
-Algo parecido- respondí. La abracé.
-Hay más- dijo pasados unos segundos.
-Vale, vamos a ver- dije limpiándome las silenciosas
lágrimas que habían aparecido.
Ella se sento en la isla y yo me puse a un lado.
-Esto, son miles de mini archivos, con fichas de Killjoys y
cómo han reaccionado frente al tratamiento- me explicó.
-emmn…el tratamiento de…-continué, sin entender.
-Según esto, es una operación cerebral, para…joder…-paró.
-¿Para qué,Emily?- pregunté, intrigada.
-Pues, más o menos viene a decir que…capturan a las personas
y a los killjoys, les someten a una operación, y les dan una especie de drogas
para mantenerlos bajo sus órdenes y convertirlos en….draculoides.
Se produjo un silencio sepulcral, que casi acaba con
nosotras si no fuese porque aparecieron Gerard y el resto.
-¿Qué, novedades?-preguntó Ray.
-Mejor esperamos a que se os pase el efecto del alcohol para
contároslo- sugirió Emily.
-Tienes razón, vamos chicos, dejemos a Emily descansar, ha
trabajado toda la noche.- dije para convencerles.
Salimos de allí y fuimos a nuestras habitaciones, aunque en
realidad no había demasiadas, y estaban todas en la misma ala. Perdí de vista a
Frank unos minutos, pero reapareció enseguida. Entré en mi habitación, junto a
Mikey. Me senté al borde de la cama y el entró al baño. Aproveché mi
improvisada soledad para desahogarme. Lo que habíamos descubierto, era tan
sumamente increíble que aún no lo había aceptado, y cuando por fín lo asimilé,
solo pude pensar en los miles de killjoys raptados, en los cientos de
draculoides que habíamos matado, en todas las familias rotas, y en todo el
dolor que causaría saber que estamos luchando contra los de nuestro propio
bando. Me tape la cara con las manos e hice presión en los ojos para retener a
las inminentes lagrimas que estaban decididas a salir. Las contuve el tiempo
suficiente como para entrar en la ducha y desatarlas. Una vez allí, pensé en si
tal vez existía algún proceso para devolver a su ser a tantas mentes, si sería
posible recuperar a hermanos perdidos, contando con que no los hubiesen matado
ya los killjoys que quedaban.
Ni si quiera podía pensar en cómo reaccionarían el resto al
enterarse de la noticia, muchos tenían familiares o amigos desaparecidos, y
pensar que los podían haber matado ellos mismos podría hundirlos por completo,
como estaba haciendo conmigo.