viernes, 27 de abril de 2012

Capítulo 31.


Emily estaba sentada frente al ordenador con los pies sobre la mesa y una taza de café en la mano, esperando a que el programa que había descargado para abrir los archivos que se supone no  aportarían información sobre la industria.
Habían pasado unos días y  los tipos estos habían resultado una gran fuente de recursos.
Todo seguía prácticamente como siempre, me atrevería a decir que incluso mejor.
 Me acerqué a ella por detrás
-¿Cómo vas?- dije mientras le arrebataba la taza y daba unos sorbos.
-Pues, sorprendentemente ¡ Funciona!- Respondió ilusionada.
-Sabia que podias hacerlo- le di un beso en la mejilla- Enhorabuena.
-Si bueno… he de reconocer que Matt me ayudó un poco.
-En el fondo lo sabia…-bromeé- bueno, te dejo con tus cables…y cosas.- me fui dejándola riendo. Fui hacia la habitación que se había convertido en una zona común y donde todos pasábamos la mayor paerte del tiempo. Mientras Emily seguía intentando abrir la caja de pandora. Apenas salía de aquel cuarto.Y a Frank tampoco se le veía mucho por allí.
No era demasiado tarde, serian las diez de la tarde cuando alguien descubrió una botella de tequila a esa la siguieron otras muchas, nadie llevó la cuenta, a algunos los perdí de vista según avanzaba la noche, otros acabaron por el ssuelo y yo nisiquiera sabia donde estaba. Se suponía que eramos personas adultas y civilizadas, pero ¿Qué demonios? Estábamos en el find del mundo y, con tios disfrazados persiguiéndonos e intentando matarnos y no había esperanza para el mundo¿ porqué no podíamos emborracharnos y pasar una buena noche?
¿Qué porqué no? La respuesta la traia Emily aquella mañana de resaca. Escuche oa alguien gritar mi nombre. Me levanté de aquel sofá y me froté los ojos. Vi aEmily que gritaba y paracia enfadada, a mi la cabeza me daba vueltas
-¿Pero a quien se le ocurre?- dijo entre maldiciones, me agarró de la mano y tiró de mi para incorporarme, me regaño por haberme emborrachado mientras ella estaba trabajando. Me llevó casi arrastras hasta el cuarto donde trabajaba, vomité por el camino. Al llegar me sentó en la silla y me dio su taza de café. Me disculpé.
-¿y bien? ¿tienes algo?- dije.
-Más de lo que querría…-respondió. Yo la miré preocupada.
-¿Lo has abierto?
-Criss…escucha, esta…es difícil de explicar…bueno…yo.
-Emily,¿Qué ocurre?- me asusté, mucho.
-Pues…¿por donde empiezo?- preguntó para si misma.
-Puedes empezar por el principio- la ayudé.
-Haber…en primer lugar, quería habar contigo primero porque…los archivos, no son de tu padre. Son de el mio- Dicho esto, se dejó caer sobre la mesa, con la mirada baja. Eso significaba que el Dr.Burn no estaba vivo. Me levanté y me acerqué a ella, pase mi brazo por sus hombros.
-Lo siento…-dije.
-No te preocupes, en el fondo lo sabia, aunque una parte de mi se negaba a ceptarlo del todo.
-Hey, nunca hay que perder la esperanza- la animé.
-¿Cómo tú?
-Algo parecido- respondí. La abracé.
-Hay más- dijo pasados unos segundos.
-Vale, vamos a ver- dije limpiándome las silenciosas lágrimas que habían aparecido.
Ella se sento en la isla y yo me puse a un lado.
-Esto, son miles de mini archivos, con fichas de Killjoys y cómo han reaccionado frente al tratamiento- me explicó.
-emmn…el tratamiento de…-continué, sin entender.
-Según esto, es una operación cerebral, para…joder…-paró.
-¿Para qué,Emily?- pregunté, intrigada.
-Pues, más o menos viene a decir que…capturan a las personas y a los killjoys, les someten a una operación, y les dan una especie de drogas para mantenerlos bajo sus órdenes y convertirlos en….draculoides.
Se produjo un silencio sepulcral, que casi acaba con nosotras si no fuese porque aparecieron Gerard y el resto.
-¿Qué, novedades?-preguntó Ray.
-Mejor esperamos a que se os pase el efecto del alcohol para contároslo- sugirió Emily.
-Tienes razón, vamos chicos, dejemos a Emily descansar, ha trabajado toda la noche.- dije para convencerles.
Salimos de allí y fuimos a nuestras habitaciones, aunque en realidad no había demasiadas, y estaban todas en la misma ala. Perdí de vista a Frank unos minutos, pero reapareció enseguida. Entré en mi habitación, junto a Mikey. Me senté al borde de la cama y el entró al baño. Aproveché mi improvisada soledad para desahogarme. Lo que habíamos descubierto, era tan sumamente increíble que aún no lo había aceptado, y cuando por fín lo asimilé, solo pude pensar en los miles de killjoys raptados, en los cientos de draculoides que habíamos matado, en todas las familias rotas, y en todo el dolor que causaría saber que estamos luchando contra los de nuestro propio bando. Me tape la cara con las manos e hice presión en los ojos para retener a las inminentes lagrimas que estaban decididas a salir. Las contuve el tiempo suficiente como para entrar en la ducha y desatarlas. Una vez allí, pensé en si tal vez existía algún proceso para devolver a su ser a tantas mentes, si sería posible recuperar a hermanos perdidos, contando con que no los hubiesen matado ya los killjoys que quedaban.
Ni si quiera podía pensar en cómo reaccionarían el resto al enterarse de la noticia, muchos tenían familiares o amigos desaparecidos, y pensar que los podían haber matado ellos mismos podría hundirlos por completo, como estaba haciendo conmigo.



miércoles, 28 de marzo de 2012

Capítulo 30

Las calles estaban vacías,  los edificios desgastados por los años y ennegrecidos por los incendios, soplaba un gélido viento que arrastraba la desolación de aquella ciudad que aún conservaba un tipo de magia especial, no como la que antes acostumbraba a tener, sino una atmosfera oscura y tenebrosa, con un silencio sepulcral que podría envenenar cualquier mente.
Decidimos pasar allí la noche, aunque a Laura no le gustase demasiado la idea, pero el siguiente foco de población estaba a varios días de camino, y necesitábamos descansar.
Entramos a una vieja escuela, escondimos los vehículos en lo que fue el gimnasio y empezamos a buscar algo que pudiésemos utilizar, comida, combustibles…etc.
Estábamos en una de las antiguas aulas, cuando de repente oímos un disparo, acompañado al segundo de muchos más, rápidamente nos  cubrimos y pusimos apunto nuestras armas.
Alguien irrumpió en la habitación vestido totalmente de negro y con un casco en la cabeza, por lo que no supimos reconocer si era parte del enemigo, segundos después aparecieron una docena como él y nos rodearon. Nos superaban en número, por lo que no teníamos ninguna oportunidad.
-¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? – dijo uno de ellos, que al parecer era su líder. Vestía exactamente igual al resto, solo que con una cinta roja atada al brazo.
-Killjoys, estamos de paso. ¿Quiénes sois vosotros? –respondí sintiendo un arma en mi espalda.
- ¿Killjoys? ¿Adónde vais? –insistió.
-Respuesta por respuesta, ¿Quiénes sois? –dije.
-Vigilamos esta zona, no somos Killjoys, pero tampoco pertenecemos a la industria, ¿A dónde vais? – su voz sonaba firme y algo aburrida.
-Nos dirigimos hacia la zona 4. –nos examinaban con cuidado, dejando ver cierto interés, aunque en ningún momento dijeron nada.
-¿Cuál es vuestro objetivo?
-Misión Secreta. –respondí algo sorprendida. Se quitó el casco dejando ver a una adolescente con media cabeza rapada, y el pelo que le quedaba, de color rosa, nos miraba con aires de superioridad. Se acercó a mí y me agarró del cuello.
-No  he tenido el placer de conocerte. ¿Quién eres?- dijo clavando su fría mirada en mí.
-No queremos nada, dejadnos y nos iremos, no hablaremos a nadie de vosotros.- No estaba muy segura de sus intenciones, por lo que intenté salir de allí lo más rápido posible.
-Esa no es la respuesta que quería oir-dijo apretando su mano contra mi garganta.
-Twisted FistFight –dije con el poco aire que me quedaba, me soltó. Me miró como si no estuviese allí y con un gesto, hizo que nos soltasen, se sentó en una silla, se hacia atrás y nos miró con detenimiento.
-¿Y bien? – dijo Gerard. Todos le miraron a él, pero agradecía que hubiese dicho algo.
-Tal vez si nos decís que buscáis, podríamos ayudaros- dijo la peli-rosa.
-No hace falta, gracias, solo queremos irnos- respondí.
-Insisto- dijo, sabía que esto no podía acabar bien, por lo que decidí aprovechar la oportunidad.
-De acuerdo, necesitamos un ordenador para hackear una red de la industria ¿Tenéis alguno?- intentaba sonar seria, aunque algo en mi cabeza me decía que más bien parecía una niña de 7 años pidiendo un caramelo. Ella se rió.
-Oye, seamos amigos ¿vale? – habló en un tono que casi podría describirse como cuando dos mafiosos planean cómo deshacerse de un cadáver. Le dediqué una media sonrisa.
Nos condujo hacia una sala llena de pantallas, y cables de colores por todo el suelo, paredes y techo.  Por el camino oí risas que identifiqué como las de Ray y Frank, por lo que me relajé un poco.  Antes de poder entrar, la peli-rosa me agarró del brazo y tiró de mí débilmente indicando que fuese con ella. Nos alejamos un poco del resto, en una habitación con varios pupitres en el suelo y restos de una hoguera.
-Creo que hemos empezado con mal pie…Soy Hayley – dijo, y me tendió la mano.
-Cristina – respondí, y le estreché mi mano derecha.
-Siento lo de antes, debemos andar con cuidado, cualquiera puede ser una amenaza, aunque generalmente somos pacíficos, no queremos problemas, pero estamos en contra de la industria, y haremos lo que sea por destruirla, a si que si creéis que podéis hacerlo, os proporcionaremos todos los medios que tengamos a nuestro alcance –mientras decía esto intentaba mirarme a los ojos, pero yo estaba demasiado distraída mirando aquella habitación.
-Sí, gracias. Ahora, será mejor que vuelva, si queremos hacer algo, será mejor empezar cuanto antes.- Intenté escabullirme, esa habitación me daba escalofríos.
- ¡Por supuesto! –gritó entusiasmada – pero vendréis cansados…¿Porqué no os relajáis un poco con nosotros? Os llevaré a un edificio en el que podréis dormir un poco.
No parecía mala idea, y de verdad estábamos hartos de conducir de un lado a otro. Acepté.


-----------------------------------
Lo siento. He sido una irresponsable abandonando esto así.
Deberiais matarme todos, pero no lo hareis, porque ya se lo que va a pasar a partir de ahora en el fict, y probablemente en menos de un mes termine todo.
Gracias por leer.
Un saludo.
Secret.

martes, 10 de enero de 2012

Capítulo 29

Al caer la noche, todos habían decidido lo que harían, Jared Amy y Ryan seguirían con Emily, y Gerard Frank, Ray y Laura vendrían conmigo. Después de todo no nos separaríamos. Nos reunimos todos de nuevo en el recibidor. Se produjo un largo e incómodo silencio.
-¿Y bien? – me dijo Emily, pero bastante alto, como si quisiese que todos la oyesen.
-¿Y bien qué?- respondí, en un tono mucho más bajo.                                                        
-¿Sabes ya hacia dónde iremos?- preguntó Jared, dirigiéndose a mí.
-¿Yo? – respondí, atónita, señalándome.
-¿Quién si no? ¿no eres tú Twisted Fistfight? ¿el…la Gran twisted fistfight? ¿Aquella que llevó a cientos de killjoys a Sleep City para conquistarla? Y que lo consiguió – añadió. Esos comentarios cayeron sobre mi como un cubo de agua fría. Hice aquello hacia ya 6 años, perdimos a mucha gente, pero nos hicimos notar y reavivamos las esperanzas perdidas de miles.
Por aquel entonces solo tenía 16 años, era apenas una cria ansiosa por luchar, y tal vez si no lo hubiese sido no lo habríamos logrado.
-Sí…-musité.- Sí- repetí un poco más alto, y me levanté de la mesa donde estaba sentada- Sí- repetí, esta vez sonó  más como un grito. Y en mi cara apareció una mueca que era un intento de sonrisa, pero demasiado amarga como parecer real. Les miré, tenía ante mí a 9 personas dispuesta a darlo todo... les podría decir que partiésemos en ese mismo momento, y lo habrían hecho sin contemplaciones. Sin embargo yo no quería aquello, no quería llevarlos a una guerra injusta en la que podrían morir. Me sentía débil e indefensa ante ellos, poer sabía lo que yo significaba en sus corazones, yo era la esperanza que estaban buscando la que tanto ansiaban y necesitaban. Y no podía negársela.
-Saldremos mañana al amanecer, Laura , Emily, Amy y Ryan irán en la furgoneta de Emily, el resto en el coche, yo iré en la moto.- mi voz sonó fría y sin ninguna emoción, pero todos asintieron conformes.
-Todo el mundo llevará su máscara y su pistola laser a mano, a la mínima señal de alerta, todos a cubierto, yo los distraeré. ¿Alguna duda?
-¿Hacia dónde iremos?- preguntó Ray tras un breve silencio.
-Hacia donde sople el viento.- respondí, y tras despedirme con apenas una imperceptible inclinación de cabeza, me fui a mi habitación. Me cambié la camiseta por la que había dejado encima de la cama, deje la que tenia puesta encima de la bolsa, me entré en la cama y empecé a limpiar mi pistola laser con un pañuelo. Al cabo de lo que calculo que serían unos 20 minutos alguien entró en mi habitación. Me giré bruscamente y apunté a esa figura con la pistola.
-vaya, lo de ser twisted fistfight se te ha subido un poco a la cabeza- dijo la inconfundible voz de Mikey.
-¿Qué quieres?- dije bajando el arma.
-bueno…venía a darte nuestra última sesión de sexo salvaje en esta cama, pero ya veo que no estás de humor- respondió, y caminó despacio hacia la puerta, le intercepté aún riéndome.
-Hay demasiada gente aquí- dije- les despertaríamos.
-¿Desde cuándo te ha importado eso?- dijo forzando una mueca de seriedad.
-Desde que mi mejor amiga está aquí.- respondí empujándole.
-Vale, vale, ya me ha quedado bastante claro que no me quieres- dijo sentándose en la cama y poniendo un puchero en la cara.
Me senté sobre sus piernas, lo agarré del cuello y lo traje hacia mí, besándolo hasta que tuve que coger aire para poder respirar.
-Jamás vuelvas a decir eso- le dije en tono amenazador.
-Está bien, está bien, me rindo…tú ganas, como siempre-dijo tirando de mí hasta caer los dos sobre el colchón.


Abrí los ojos y aún estaba oscuro, me levanté y me vestí aún era pronto para despertar a Mikey, pero yo tenía que poner a punto mi moto, salí al patio trasero, destapé mi moto y sonreí. Aquella maravilla era perfecta.
-¿qué haces despierta tan temprano?- dijo alguien a mi espalda, en un acto involuntario mi mano ajó a mi cintura, donde se suponía que debía estar mi arma, pero allí no había nada. Me di la vuelta y vi a Jared.
-Supongo que podría preguntarte lo mismo- dije y le dediqué una media sonrisa.
-¿Es tuya?- preguntó
-Sí.
-Es una preciosidad.
-Lo sé.
-Dejaron de fabricarlas hace…ya he perdido la cuenta, ni si quiera se en qué año estamos…
-2032.
-¿Qué?
-Estamos en el año 2032. Dejaron de fabricarlas hace 20 años, es difícil conseguir piezas de repuesto, pero me las apaño.
- no podría estar en mejores manos…¿Vas a hacer algo?
-Voy a revisarla, le voy a limpiar un poco el polvo y quería darle un repaso al motor- dije haciendo un repaso mental. ¿Quieres ayudarme? – por fín había encontrado a alguien que entendía mi obsesión con esa moto, y no pensaba dejarlo escapar.
-¿Estás de broma? ¡Pues claro! ¿Por dónde empiezo?- gritó. Parecía un niño pequeño con un nuevo juguete, y tal vez lo era. Sonreí. Quizás demasiado.
Cuando el sol terminó de salir ya habíamos terminado.
-¿Quieres oírla rugir? – dije limpiándome la grasa de las manos.
-Por supuesto – dijo él, pasándose la mano por su frente sudorosa.
-Adelante- dije, me aparté y le hice un gesto con las manos.
-¿Qué? ¿Yo? ¡No! – dijo apartándose.
-¡Oh venga! Te lo mereces, has hecho todo el trabajo
-¡No! ¡No puedo! ¡Es…Tuya! – dijo algo más calmado, y entonces entendí.
-Entonces…te ordeno que subas – dije firme.
- No…-susurró yo le hice un gesto que se podría interpretar como un “¿Piensas desobedecerme?”. No dijo nada más, se subió a la moto y arrancó. El motor emitió su característico rugido y a Jared parecía que le iba a dar un infarto de un momento a otro.
Apagó la moto y nos quedamos allí unos instantes. Finalmente se bajó y me dio las gracias, yo le sonreí y saqué la moto de allí. La dejé preparada en la entrada y fui al recibidor. Todos estaban allí, listos para salir.
-¿Alguien ha cambiado de idea?- pregunté. El silencio me dio la respuesta. Salimos y cada uno fue a su lugar asignado. Emily, Mikey y yo nos quedamos un poco apartados. Mikey y yo nos despedimos con un beso y él se fue.
-Cristina…-dijo Emily.
-¿Qué ocurre?
-Tenemos un problema…-continuó, yo me preocupé excesivamente. – tenemos un terrible problema- dijo, y yo palidecí un poco, le indiqué con un gesto que continuara- verás, no he querido decírtelo antes pero…- la agarré de los hombros y la miré fijamente a los ojos.-Veras…es que…no hay viento.
Sonreí muy a mi pesar, me había hecho pasar un mal rato.
-¿Hacia dónde iremos?- añadió.
-No te preocupes, tú ve, ahora voy- Dije. Vi como se alejaba. Me di la vuelta y contemplé el motel. Me iba de nuevo y él siempre me esperaba, no importaba lo que tardase, siempre estaba igual, por muchos años que pasasen. Y siempre me costaba despedirme de aquel lugar. Demasiados recuerdos tal vez. Acaricié la puerta y eché el cerrojo. Saqué una moneda del bolsillo del pantalón. Cara : Norte  Cruz: Sur. La lancé al aire. Me puse el casco y las gafas de sol, subí a la moto, arranqué haciendo rugir el motor, y le dediqué otro rugido a Jared, con un grito de júbilo avancé rápida por la carretera, disfrutando de la sensación de libertad que conducir esa moto producía en mí.

lunes, 9 de enero de 2012

Capítulo 28.

Vaya- fue lo único que pudo decir.
-Si…vaya…-Respondí yo a la vez que me acomodaba en la cama.
-Pero…si…no lo entiendo- dijo, y se sentó junto a mí.
-¿Qué es lo que no entiende ahora tu cerebro privilegiado?- pregunté con cierto sarcasmo.
-Vamos a ver- dijo, y gesticuló con las manos, haciendo un esquema en el aire- Salémonos el drama. Primero:  si puedes acabar con Korse ¿porqué no lo has hecho ya? Segundo: tuvo la oportunidad de matarte ¿porqué no l hizo? Tercero: ¿que pueden contener esos archivos para que la industria los necesite? Cuarto ¿porqué no lo has descubierto ya? Quinto ¿porqué no ha vendió Korse a buscarte para obligarte a abrirlo?- tras todas estas preguntas se produjo un largo silencio, que yo rompí con un suspiro. Me incorporé e intente responder a sus preguntas:- Primero: eso es cierto, pero también acabaría con Batery City, y allí hay muchos killjoys retenidos, habría que evacuar la ciudad antes. Segundo: no me mató porque me necesita, soy la única que puede abrir esos archivos. Tercero: ni idea… Cuarto: porque necesito una conexión a la  red  y por aquí no hay ninguna. Quinto: no lo sé, supongo que sabe que no haré nada que pueda ayudarle, y también sabe que voy a abrir eso archivos, tal vez me esté dando tiempo para hacerlo, por no se cómo voy a hacerlo…tal vez se canse de esperar y venga a por mí… no sé, son solo suposiciones…
-Bien, lo primero es lo primero, sabe que estáis aquí, a si que vámonos. –dijo firme.
-¿Irnos Emily? ¿A dónde? No tenemos a donde ir… - respondí, y sentí una punzada en el estómago.
-A cualquier sitio… ¿recuerdas cuando éramos pequeñas…y soñábamos con fugarnos juntas? No sabíamos a donde iríamos, solo queríamos irnos. Pues esto es parecido. Nos vamos. Y punto.- terminó la frase con una sonrisa.
-Está bien…- accedí, y ¿cómo no hacerlo ante aquella lógica aplastante? – pero, hay que avisar al resto, y dejar que elijan, no podemos obligarlos a venir. – tras decir eso se me hizo un nudo en la garganta.
-De acuerdo, vamos.- se levantó de un salto  y yo la seguí.


-¿A dónde?- preguntó Frank.
-No lo sabemos, pero nos vamos de aquí, este lugar ya no es seguro.- respondí.
-bien, ¿Cuándo nos vamos?- dijo Gerard desde atrás, que había estado callado hasta ahora.
-Cuanto antes.- respondió Emily.
-¿Mañana?- añadió Gerard.
-Está bien. Mañana nos vamos, tenéis hasta entonces para decidir si venís o no. –Terminó Emily.
Yo le dediqué una mirada a Gerard y me volví hacia Mikey, le hice un gesto y salimos del recibidor.
-¿Vas a venir? – pregunté llena de incertidumbre.
Pareció dudar al responder – Claro…
-Eh, ¿qué pasa?- dije preocupada. Se acercó a mí y dejó un beso en mis labios.
-Nada, es solo que es tan repentino, pero no te preocupes, iré contigo.- dijo mientras sujetaba mi cara entre sus manos.
-Oye, si no quieres venir, lo entenderé, no sé cuánto tiempo estaremos fuera, ni dónde estaremos ni si quiera sé si volveremos aquí…-me interrumpió sellando mis labios con los suyos.
-Contigo, hasta el fin del mundo.- me estremecí al oírle decir eso y le abracé con toda la ternura que pude.
-¡Ey! Tortolitos, que hay que prepararse-la voz de Jared me sacó de mis pensamientos y me hizo sonrojar.
Fui a mi habitación, saqué una bolsa de equipaje de uno de los armarios y empecé a llenarla con mis cosas. Dejé una camiseta y mi pistola laser sobre la cama. Fui al baño, me lavé la cara para quitarme todas las dudas que tenía en la cabeza. Me miré en el espejo y sonreí, por fin un poco de calma… Quien me iba a decir, que esa solo era la calma que precede a la tempestad, y que mis problemas aún no habían terminado de empezar.



---------------------------------------------------------------
Sí lo sé, soy una maldita vaga... pero he publicado¡
El fict no está abandonado del todo.
Siento que tenga que ser corto, pero es que últimamente he estado muy extresada. Sorry.
Prometo que mañana subiré 2 para compensaros por todo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Capítulo 27.

Gerard me sonrió, con una sonrisa que no supe cómo interpretar, pero después desapareció sin decir nada.  Emily tiró de mí y me lanzó una mirada que yo conocía muy bien y quería decir “cuéntamelo todo o morirás”. Pero antes de hablar con ella tenía que buscar a Frank.
-Espera, antes tengo que hacer una cosa- le dije a Emily.
Busqué a Frank con la mirada, pero no lo encontré, también él había desaparecido. Salí al patio a buscarlo, pero no lo encontré precisamente a él. Gerard estaba allí, sentado sobre un bidón oxidado.  Quise dar media vuelta antes de que me viese, pero ya era demasiado tarde.
-Hola- saludó con un tono de voz neutro.
-Hola…- dije, y me senté junto a él.
-¿Qué tal todo?- dijo manteniendo ese tono de voz, lo que hizo que yo me perdiese aún más, no sabía como y qué iba a decirle, y esta pregunta desbarató todas mis ideas de empezar una conversación seria.
-Yo...bien, supongo, ¿tú?- no se me ocurrió otra cosa que decir.
-Como siempre, supongo- dijo, imitándome.
-Gerard…yo, quería hablar contigo- dije tras una breve pausa.
-Cristina…Cris…, no tienes nada que decir. Enserio. Estoy bien, sé lo que ha pasado- paró un momento para mirarme y continuó.- Te has reconciliado con Mikey. En realidad, nunca dejaste de quererle ¿Verdad? … pero tranquila, has venido a buscarme para aclarar las cosas ¿no es cierto? Si es así, no te preocupes, ahora estás con él, tú le quieres, y él te quiere. Y yo… bueno, yo ahora no importo, lo que importa sois vosotros dos, que por lo visto, estabas predestinados o algo así, si no ¿Porqué estáis ahora juntos?  Una bonita historia de amor, si señor.
Era sincero, de eso no cabía duda, pero aún había algo de resentimiento y tristeza en sus palabras.
-¿Cómo que tú no importas?- dije, haciendo un esfuerzo sobrehumano para reprimir las lágrimas. Él me miró con cara de desconcierto, pero me dedicó una media sonrisa.
-Gerard, tu siempre has importado y siempre importarás. Sí…puede que Mikey y yo estuviésemos “predestinados”- dije, haciendo las comillas con los dedos.- pero sin ti todo esto no habría ocurrido. Y quiero pedirte perdón…por…por todo.
Me miró con una amplia sonrisa, enseñando todos los dientes, como si estuviese tramando algo, y en el fondo, así era.
-Te perdono, pero con una condición.- Dijo.- en realidad, son dos condiciones.
-¿Qué quieres esta vez Gee?- dije en tono sarcástico.
-¿Gee?- respondió abriendo excesivamente los ojos.
-Emily- dije como única respuesta.
-Bien, ahora déjame decirte lo que quiero, o más bien, lo que exijo.- dijo con una extraña sonrisa en los labios. Yo asentí como respuesta.  Entonces, se acercó a mí, se acerco demasiado a mí, se acercó peligrosamente a mí.
-¿Gerard?- dije parándolo.
-Es mi primera condición. Un beso. Un último beso.
No me dio tiempo a preparar una respuesta cuando sentí sus labios aprisionando a los míos.
No fue un beso pasional, ni un beso triste, fue un beso de despedida, sabiendo que no volveríamos a probar esos labios nunca más.
Nos separamos despacio y le miré con cariño.
-La segunda condición- dijo él, aún sin reponerse del todo del beso- es que estarás con Mikey para siempre. Pase lo que pase, digan lo que digan. De hoy, al resto de vuestras vidas.
-No puedo estar más de acuerdo – dije, siendo totalmente sincera, era lo menos que podía hacer. Por todos.
Volví al interior del motel, al recibidor, y ya solo estaban allí Amy y Frank.
-Frank- lo llamé.
-¿Qué desea ahora su majestad?- dijo en tono burlón.
-Calla y ven aquí- le respondí en el mismo tono. Frank obedeció y lo llevé a la cocina.
-¿Qué pasa?- dijo al mirarme a los ojos.
-Frank…verás, quiero decirte una cosa, pero no sé cómo…- era cierto, no sabía cómo hacerlo, y ver cómo él se abalanzaba hacia  mí, complicó aún más las cosas.
-Frank, estoy con Mikey- logré decir antes de que sus manos rodearan mi cintura y sus labios colisionasen con los míos.
Él pareció no escucharme, y si me escuchó, no le dio demasiada importancia. Me empujó contra la pared y su boca bajó a mi cuello.
-¡Frank!- grité y lo empujé para separarlo de mí.
-¿No era esto lo que querías decirme?- dijo sonriendo.
-No no no  no no y no- casi grité de nuevo.
-Vale, lo siento. ¿Qué querías decirme?- Dijo riendo. Sabía que no iba a escucharme, a si que lo agarré de la camiseta y le miré a los ojos.
-Que estoy con Mikey- me aseguré de separar bien las palabras y decirlas lo suficientemente claras.
-Vaya…-respondió mientras se estiraba la camiseta, que había quedado arrugada del cuello.
-Bueno, era solo eso- dije. No quería que pasase así. No quería decírselo de aquel modo, pero no me dejó otra opción. Fui a salir de allí, pero me retuvo por el brazo, me giré bruscamente.
-Lo siento…-dijo solamente, y me pareció sincero, por lo que le sonreí y me marché.
Fui a mi habitación y encontré a Mikey sentado sobre mi cama, con las manos cruzadas sobre sus piernas. Nos sonreímos.
-¿Ya está?- preguntó él, levantándose.
-Sí, ha salido…mejor de lo que pensaba- respondí, acercándome a él. Me sujetó por la cintura y yo crucé mis brazos detrás de su cuello. Permanecimos así unos minutos, mirándonos a los ojos, comunicándonos con la mirada. Hasta que alguien nos interrumpió.
-Siento robártela, pero también es mía- dijo antes de tirar de mí, sin dejarme tiempo  a decir nada que lo impidiese.
-¿Qué quieres?- dije un poco sofocada por la carrera hasta su habitación.
-¿Qué que quiero? ¿te parece normal no contarme nada?- alcé la cabeza, y allí estaba ella. Con los brazos en jarras y una expresión de impaciencia. No pude evitar tirarme a ella.
-Te he echado de menos cellophane mosnter- dije.
-Y yo a ti- respondió- pero ahora, cuéntamelo todo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Capítulo 26

Nuestros labios se rozaron y no pude evitar sentir pterodáctilos en el estómago, porque decir que sentí mariposas, se quedaba corto. Noté como Mikey se incorporaba, y me separaba despacio de él.
-¿Qué…?- susurró.
-Mikey, lo siento, lo siento de verdad, he sido una maldita estúpida y…lo siento- dije en voz baja, con miedo a lo que pudiese decir él.
-Oye ¿Se puede saber qué diablos ha pasado?- dijo muy serio y apartándose de mí.
-Mikey, te quiero.- tiré de él para besarle, pero él rehusó el beso.
-¿Qué haces?- dijo poniéndose de pie.
-Mikey, lo siento, de verdad, te quiero. Mucho. Y lo…siento- no pude contener las lágrimas en ese momento. Entonces, Mikey tiró de mí bruscamente y me besó. Nos enredamos en un pasional beso y caímos sobre la cama.
-He sido una maldita estúpida- dije poniéndome sobre él.
-No más que yo.- me respondió.
Poco a poco, fuimos deshaciéndonos  de la ropa, que a estas alturas nos molestaba.
Me giró poniéndome debajo de él.
-Te amo- me susurró al oído, para después morderme la oreja sutilmente.
-Te amo- le dije yo al oído, y después bajé mordisqueando su cuello. Recorrí su torso de arriba abajo, recordando cada poro de su piel, cada centímetro, para guardarlo en mi memoria para siempre. Quería recordar su olor para siempre, su tacto. Todo.
Subí de nuevo para besarle. De nuevo sentí como todo se desvanecía a nuestro alrededor, como desaparecíamos.


A la mañana siguiente desperté rodeada por los brazos de Mikey, estuve alrededor de una hora ahí, sin moverme, pensando en nada, simplemente disfrutando de esa sensación de paz y felicidad. Definitivamente no pensaba dejar que pasase algo malo de nuevo. Otra vez no…
-Mikey, quiero arreglar las cosas-dije dándome la vuelta y tirando de la sábana para taparme.
-Ya está todo arreglado- respondió aun con los ojos cerrados, buscó a tientas mis labios y dejó allí un corto beso.
-No solo contigo…-dije tímidamente. Mikey abrió los ojos.
-Entiendo, pero, prométeme una cosa- Dijo. Se apartó el pelo de los ojos. Yo asentí.
-No volverás a tomar conclusiones precipitadas- dijo soltando una leve risita.
-Lo prometo. Y tú, prométeme que no volverás a dejarme- respondí apoyando mi frente sobre la suya.
- Lo juro- dijo en voz baja.
Nos abrazamos, disfrutando de ese maravilloso momento, ninguno de los dos estaría dispuesto a dejar que algo nos separase de nuevo.No.Nunca más.
Finalmente nos separamos, nos vestimos y nos dirigimos  hacia el recibidor, que a estas alturas, se había convertido en un punto de reunión. Antes de salir de la habitación, agarré fuertemente la mano de Mikey, y le miré, intentando demostrarle en esa mirada, todo mi amor.
Me descubrí a mi misma sonriendo, como una idiota, como una estúpida,  como una idiota estúpida enamorada. Y me encantó esa sensación.
Llegamos al recibidor, allí estaban Amy, sentada en una silla, mirando a la nada. Gerard, o lo que parecía él, en la cocina, haciendo quien sabe qué, Emily tumbada en el sofá, con los ojos cerrados, y sonriente.  Frank, devorando un tazón de cereales, y Jared, bebiendo de una taza, que por el humo que echaba, parecía estar muy caliente.
Mikey me besó en la mejilla y fue a la cocina, yo me tiré sobre el sofá, e irremediablemente, sobre Emily, quien gritó y contraatacó con su arma más letal: un ataque de cosquillas.
-¿Qué te pasa?- dijo cuando nos recuperamos.
-Nada, bueno, muchas cosas, pero, nada- hablaba atropelladamente, me hubiese encantado contarle todo allí  mismo, pero no era ni el lugar ni el momento.
Gerard  apareció de pronto y me besó la mejilla. Me sonrojé, y le miré con tristeza, no quería hacerle daño.  Él pareció darse cuenta de que algo no iba bien y me miró de forma extraña.
Mikey volvió y se sentó al borde del sofá. Bastó una mirada para que Gerard se diera cuenta de lo que pasaba.

domingo, 16 de octubre de 2011

Capítulo 25.

Jared era un chico bastante alto, rubio con el pelo de punta, y unos extraños ojos azules, era un chico bastante simpático y encantador. Llevaba una camiseta de manga corta azul ajustada y unos pantalones de un color plateado, con unas zapatillas deportivas negras con tiras doradas.
Ryan era muy moreno con el pelo negro ylargo y unos ojos marrones intensos. Él también era alto, aunque no tanto como Jared, llevaba una camiseta verde con manchas de leopardo tapada casi por completo por una chaqueta azul. Unos pantalones bastante ajustados en un azul muy claro. Tenía un pequeño piercing en el labio.
Ryan y Mikey encontraron bastantes cosas en común por lo que se apartaron u poco del grupo para estar solos.
Amy tenía el pelo castaño y un poco rizado, más bien ondulado. Tenía los ojos azules y la lengua agujereada por un piercing metálico. Levaba una camiseta de tirantes color mostaza, y atada a la cintura una chaqueta vaquera. Unos pantalones negros combinados con unas converses amarillas.
Amy, Emili, laura y yo nos alejamos de los chicos para hablar de nuestras cosas, Amy me pareció una chica encantadora y bastante divertida.
Pero Laura parecía algo incómoda, no decía apenas nada y no dejaba de mirarme, algo preocupada. El día pasó muy deprisa y aún no le había contado a Emily todo lo que me había ocurrido, habíamos pasado demasiado tiempo riendo y escuchando las historias de Jared, desde luego, un chico muy divertido.
Se nos hizo de noche, y ya era bastante tarde. Preparé las habitaciones para Jared, Ryan, Amy y Emily y antes de irnos Laura me hizo un gesto para que me acercase.
-Tengo que decirte algo- dijo, y noté algo de preocupación en sus palabras. Pero tampoco me apetecía escucharla.
-Tengo sueño, mañana me lo cuentas-respondí, y me encaminé hacia mi habitación.
-¡Espera! Le oí decir- Cristina, es importante- insistió.
-Sea lo que sea, puede esperar- insistí, creyendo que me iba a preguntar sobre Mikey.
-¡Por Dios Cristina!- alzó el tono de voz, haciendo que yo me girase y la encarase de una vez, creo que por fin íbamos a tener una conversación seria. Me agarró la mano y me sacó al patio, donde nadie nos oiría.
-Vale ¿qué?- dije seria, quería que esto parase lo más rápido posible.
-¿Tú quieres a Mikey?- Preguntó así. Sin rodeos. Directamente. No me lo esperaba por lo que no puede contestar y con los ojos muy abiertos me heché hacia atrás. Ella movia la cabeza y las manos en señal de que le respondiese.
-Por lo que a mí respecta, puedes hacer lo que quieras con él- respondí al final, y tras sentir como mi corazón se rompía un poco más, si eso era posible, me encaminé hacia la puerta. Pero ella me lo impidió.
-Cristina… ¿Le quieres? Responde por favor es importante- dijo algo más calmada.
-Laura, por favor déjame en paz- respondí enfadada.
-¡Responde! ¡Por Dios! ¡Es importante! –Exclamó mientras me miraba a los ojos.
-¿De verdad quieres saberlo?  No te va a gustar la respuesta- cerré los ojos al decir esto, necesitaba enfrentarme de una vez a la verdad.
-Sí- sólo respondió eso, y yo tenía tantas cosas que decir…
-Yo…yo…sí…quiero a Mikey, le…le amo y no puedo vivir sin él, pero también le odio, por todo el daño que me ha hecho, y le quiero lo más lejos de mi posible…-sentía como las lágrimas salían de mis ojos, despacio, discretas, aunque llenas de rabia y dolor.
Laura se hecho a reír, y yo, incrédula aguantaba aquella humillación. Después me miró compasiva.
-Desde luego, estáis hechos el uno para el otro- dijo. Yo no entendí aquello, pero no me apetecía que volviese a reírse de ´mi, por lo que me limpié las lágrimas e intenté salir de allí pero Laura volvió a impedírmelo.
-¿Sabes? Cuando le pregunté si sentía algo por ti, después de lo de esta mañana, me respondió exactamente lo mismo que tú ahora mismo. Por cierto ¿A qué diablos vino lo de esta mañana? Le hiciste mucho daño…-Sus palabras  no tenían ningún sentido y se estaban haciendo un gran embrollo en mi cabeza.
-¿Qu-qué-qué?- Chillé.
-¿Cómo que qué?- respondió ella, estaba claro que no nos estábamos entendiendo. Y ahora, era yo la que quería explicaciones.
-Laura, explícamelo todo- dije recalcando la palabra “Todo”
-¿Qué?- dijo- Explícame tú por qué diablos besaste a Gerard esta mañana, delante de todos- dijo con cierto tono irónico.
¿Qué porqué? ¡Porque quería!- respondí.
-Oh, vaya, bonita excusa ¿Y qué pasa con Mikey?- dijo, esta discusión estaba empezando a no tener ningún tipo de sentido.
-¿Mikey? ¡Él estaba demasiado ocupado contigo!- ahora las dos nos gritábamos.
-¿Conmigo? ¿Pero qué diablos dices?- Esa pregunta me desconcertó.
-¿Acaso es mentira?
-¡Mikey y yo nunca hemos estado juntos!
- Oh venga ¡Pasasteis la noche juntos!
-¿Qué? ¡Eso nunca ha ocurrido!
-¡Claaaro! ¡Laura os oí! Oí lo que…te dijo- Casi enmudecí al decir eso, recordar aquellas palabras era demasiado para mí.
-¿Y ahora que se supone que dijo?- Ella seguía gritando.
-Bueno…él…te dijo lo mismo que un día me dijo a mí- dije con un hilo de voz.
Laura entonces se hecho a reír, se llevó las manos a la cara y dijo -¡Dios Cristina! ¡No te enteras de nada! –y continuó riendo. Parecía tomárselo todo a broma, y eso me molestaba.
-No quiero hablar más de esto- dije cabizbaja.
-Espera- dijo ella aún sonriente- Cristina, no te enteras de nada…-dijo, y cabeceó un poco.
-¿Porqué me haces esto?- dije rota.
-¡Porque me caes bien-respondió. No quería ni imaginar lo que me haría si le cayese mal.. Decidí irme, esta vez nada de lo que ella dijese o hiciese podría retenerme un segundo más allí. Estaba a punto de cerrar la puerta detrás de mía, cuando la oí decir:
-Cris…Mikey aún te quiere, no le dejes escapar.
Entonces me volví hacia ella y respondí.
-Está claro que no sabes de lo que hablas.
- Él mismo me lo dijo. - Y se acercó a mí.
-Dejemos las cosas como están- dije conteniendo de nuevo las lágrimas.
-¿Es que no quieres volver con él?- dijo seria.
-Por favor…
-Cuando nos oíste hablando, Mikey estaba hablando de ti. Verás, es una larga historia…pero tenemos tiempo de sobra. Cuando os vi a los dos… bueno, lo recuerdas, y él salió a buscarme, le dije lo que sentía por él, me dijo que lo había notado, jeje, Me dijo que era fantástica, pero que estaba enamorado de ´ti, y habíais pasado muchos cosas como para dejarte escapar. Acordamos ser amigos y que me contaría vuestra historia. Después os vio a ti y Gerard abrazados, y se derrumbó, vino a verme, a desahogarse. Empezó a contarme todo lo que había pasado, sin dejarse u solo detalle, con gran emoción. Y tenías que haberle visto cuando hablaba de ti, según él eres, y cito textualmente “jodidamente perfecta”. Me contó cada minuto y cada segundo que habías pasado juntos y yo le escuchaba como una niña a la que le estuviesen contando un cuento. Reproducía emocionándose cada palabra que dijo, y que dijiste. Jamás he visto enamorarse así a alguien. Eres realmente  afortunada por tenerle, por lo que no entiendo por qué hiciste eso con Gerard…- aquellas palabras me mataron por dentro ¿Todo había sido un malentendido? Dios mio, quería explicarle a Laura lo que había pasado, pero no encontraba las palabras, aún estaba asimilando todo lo que había pasado.
-L e dije a Mikey que tú le querías a él, que no se preocupase, que todo saldría bien, pero el beso con Gerard le destrozó, y no atendía a razones, no era capaz de calmarle…-continuó y cada palabra que decía me molía por dentro.
-Laura…yo, creía que tú y Mikey, estabais juntos, es decir, que él ya no me quería, y bese a Gerard por celos. Dios mio ¿Qué he hecho? –aquellas palabras salieron estrepitosamente de mi boca y apenas se entendieron, pero ahora que las dos sabíamos la verdad, sol quedaba una cosa por hacer.
-Corre- dijo Laura leyéndome el pensamiento.
Y eso hice, salí corriendo hacia la habitación de Mikey.
No podía creer que de verdad todo hubiese sido un error, y lloraba de felicidad mientras corría. Llegué a la puerta y paré unos segundos para pensar si llamar o pasar directamente, opté por la segunda opción. Irrumpí en su habitación y me le encontré tumbado en la cama, supuse que dormido. Me acerqué a él, despacio. Pensé que tal vez debería hablar con él primero, explicárselo todo, pero no podía aguantar un segundo más, me senté con cuidado en la cama, puse mi mano sobre su mejilla y me incliné para besarle.
 ----------------------------
Siento no poder haber escrito antes.
Me averguenza decir que ha sido por vaguería.