sábado, 23 de junio de 2012

Capítulo 34.


Apoyadas sobre la furgoneta, ella esperando una respuesta y yo sin poder tragar saliva, con los ojos abiertos de par en par.
-¿Y bien? – rompió el incómodo silencio.
-… pues…- no sabía muy bien qué decir, la noticia me había cogido por sorpresa.
-¿estás enfadada? – preguntó torciendo el labio.
-¡No! –Respondí inmediatamente –no, no, no ¿Cómo iba a estarlo?  Quiero decir, me alegro, me alegro de que, bueno, tú y Frank… - no podía pronunciar frases enteras, solo palabras atropelladas por otras. Ella me abrazó y pude soltar el aliento que llevaba retenido un par de minutos.
-¿De verdad? – preguntó.
-Claro que sí, pero ¿Desde cuándo?- me dejé caer al suelo apoyando la espalda sobre la furgoneta.
-Un par de semanas- .Me imitó.
La miré a los ojos y sonreí, al fin y al cabo era una buena noticia, Emily parecía feliz, no paraba de sonreír, aunque en su mirada aún quedaban restos de inquietud, supongo que por el miedo a  mi reacción al saber que Frank y ella estaban juntos, ¿Pero qué esperaba? ¿Qué me pusiese celosa? No podía pedirle fidelidad ni nada parecido a Frank, pero lo cierto es que  sí que estaba celosa, o más bien tenía miedo, miedo  de que Emily se alejase de mí por él.  Pues nadie sabía mejor que yo lo lejos que podía llegar el amor, y si se enamoraban, si lo hacían de verdad, dejaría de pasar tanto tiempo con ella, y probablemente acabaría consumida por dentro, vale, en ese momento me puse demasiado melodramática, pero era lo primero que rondó por mi mente.
-Prométeme que nunca me dejarás. –susurré, queriendo que no me oyese.
-¿Por qué dices eso?- preguntó entornando los ojos.
Mierda.
Desvié la mirada, después de todo, era mi mejor amiga, la quería con toda mi alma y no quería que se volviese a alejar de mí nunca más.
-Cariño, ¿Crees que es tan fácil deshacerte de mí? –añadió con una sonrisa.
Volví a mirarla a los ojos, y sonreí como una estúpida, la abracé.
-¿Y cómo? – pregunté mientras me separaba de ella. Ví como sonreía de lado.
-Yo estaba sentada frente al ordenador, como de costumbre, y de repente apareció con un café en la mano y una sonrisa en la cara, me tendió el café y empezamos a hablar, después de eso no mucho mas…empezamos a vernos más a menudo, ya sabes, para charlar y eso. Entonces cuando menos me lo esperaba me hizo un piropo, y ya sabes que me pongo roja con esas cosas, y…me besó.-sonreía, y miraba al infinito, definitivamente estaba enamorada.
Yo reía, no podía parar, Emily me regañaba y me daba golpes en el brazo diciendo que parase. De repente apareció Frank.
-¿Qué es tan divertido? – preguntó.
-Tú- respondí, entonces Emily y él se miraron.
Frank se sentó con nosotras, al lado de Emily, y sacó un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta.
-Entonces, ya lo sabes.- dijo,  y supe que se dirigía a mi. Yo ya estaba algo más calmada, y había logrado asimilar la noticia.
-Sí, y no sabéis lo feliz que me hace, me alegro mucho por vosotros. – contesté.
-Ni que nos fuésemos a casar- bromeó Emily.
-En los tiempos que corren, encontrar el amor es como si te tocase la lotería. –le reproché.

viernes, 22 de junio de 2012

Capítulo 33.


Tras un par de horas en la carretera en el más completo de los silencios, paramos para estirar las piernas. Hasta hacia poco nos habíamos enterado por radio que la ciudad de la que acabábamos de salir había sido atacada por un ejército de draculoides. Gracias a dios, Emily había borrado todo rastro de su presencia en los ordenadores y había hecho una copia.
Estábamos en medio del desierto de la zona 6, Batery city, no estaba demasiado lejos, y tuve una idea, pero no pensaba compartirla con el resto hasta mucho después.
Ahora lo importante era alejarnos de los draculoides y buscar un lugar donde poder pasar unos días.
Divisé a Emily no muy lejos, decidí ir a preguntar con quien había estado antes de salir de la ciudad,  unos metros antes, Ray se interpuso en  mi camino.
-¿Alguna idea de adónde vamos? – preguntó algo preocupado.
-Viajaremos un par de kilómetros más a ver si encontramos algún sitio donde pasar la noche, si no, pararemos, estamos demasiado cerca de Batery City, podrían descubrir nuestra posición- respondí.
-Si es que no la saben ya…-susurró Ray.
Y lo cierto es que podía tener razón, no nos habíamos alejado lo suficiente, aun habiendo conducido unas 5 horas. Estaba jodidamente harta de huir, de tener miedo a ser encontrada, de perder a alguien, una parte de mí decía que deberíamos escondernos, otra que teníamos que luchar y acabar con esto cuanto antes. Decidí dejar mis peleas internas para luego, porque había perdido de vista a Emily.
-No nos encontrarán Ray, somos Killjoys, vamos a acabar con esto, vamos a restaurar el mundo, y vamos a vivir felices y comer perdices para siempre. –soné tan convencida al decirlo, que hasta yo me lo creí, y por mucho que me costase, decidí que Iba a lograrlo.
Emily volvió a aparecer en mi campo de visión.
-Un momento Ray, luego retomamos la conversación. –Esquivé la mirada inquisitiva de Ray y caminé hacia Emily.
-Tú- dije poniendo la voz grave, ella se dio la vuelta con una sonrisa  y levantó las cejas.
-Tú, ¿Dónde estabas? O mejor dicho ¿Con quién estabas?- pregunté bajando la voz.
-¿A qué te refieres? – respondió, cruzándose de brazos.
-Cuando estábamos saliendo de la ciudad, estabas con alguien-  proseguí.
-¿Quién yo?- se hacía la despistada.
-No, tu sombra.
-Está bien, la verdad es que estaba deseando contártelo,  pero vamos a alejarnos un poco, de momento es algo clasificado- contestó.
Y juntas nos alejamos  un poco del resto, para darme una notica que me dejaría helada.


--------------------------------
Teneis mi permiso para matarme.
Siento no poder haber publicado antes, entre los exámenes y la falta de inspiración, he estado demasiado liada. Pero ahora empiezan las vacaciones, le dedicaré mucho más tiempo.
Gracias a las fieles seguidoras que me presionan a menudo para que escriba.
Este fict es por vosotras.

viernes, 18 de mayo de 2012

Capítulo 32.


Al principio se negaron a creerlo, después necesitaron un tiempo para asimilarlo. Finalmente acabaron por aceptarlo.
Solo se lo contamos a los más cercanos, aún no sabíamos cómo diablos reaccionar, y eso nos estaba consumiendo a todos por dentro.  Estábamos tirado en los sofás, en silencio, cuando Emily nos llamó. Fuimos a ver que ocurría.
-Tenéis que ver esto- exclamó.
-¿Qué pasa?- preguntó Ray.
-estaba examinando a fondo los archivos cuando he encontrado sus patrones, su manera de controlarlos –explicó Emily.
-¿Y se pueden alterar?-indagó Gerard.
-Aún no lo sé ero confió en que sí, porque si los manipulamos ¡podríamos liberar a millones!
Parecía que por fin encontrábamos una buena noticia en aquella marea negra.
-Hey, ¿porqué no descansas un poco? – le sugerí a Emily.
-¡No! No, no, no ¡No puedo parar ahora! – exclamó.
-Sí, si que puedes, desde que llegamos te has pasado encerrada aquí todo el tiempo. Ves a una habitación, duerme, y sal a que te dé el aire- más que como un consejo, sonó como una orden.
-Deberías hacerlo- dijo Frank. Emily le miró y accedió.
Nos fuimos de allí y nos encerramos en nuestras habitaciones.
Cuando entré, vi a Mikey mirando por la ventana con los brazos cruzados. Me acerqué silenciosa y puse mi mano sobre su hombro.
-Sé que es duro…-dije en voz baja.
-Es solo que no termino de creérmelo- contestó. Apoyé mi cabeza sobre él y nos quedamos así un rato.
-¿Sabes?- dije. Me devolvió una mirada interrogativa – estoy segura, de que todo se va a solucionar.
-Te creo, pero ¿Cuánto va a costar?- respondió él.
-No lo sé…

Pasaron los días, y las cosas se relajaron un poco, y aunque Emily pasaba más tiempo con nosotros, estaba horas encerrada en el cuarto, no me lo había dicho, pero yo sabia que tenia la esperanza de encontrar a su padre, y liberarle. Yo no lo creía posible, pero ¿Quién era yo para aniquilar sus ilusiones?
Un día como cualquier otro, tranquilo, silencioso. ¿A quién pretendo engañar? L os días allí eran una fiesta continua, celebraban estar vivos, que no era poco, aunque nosotros  no estábamos para celebraciones. Uno de esos días, la música paró y todos corrieron hacia las ventanas, dieron la voz de alarma.
-¡Debéis iros! – Gritó Hayley.
Ordené a los chicos que se preparasen y arrancasen la furgoneta yo corrí hacia el cuarto de Emily. Cuando llegué, no estaba allí. Fui a buscarla a su habitación, y tampoco estaba allí, me asusté, empecé a gritar su nombre, no estaba por ninguna parte. Entonces, la ví correr por uno de los pasillos, de la mano de alguien, corrí en aquella dirección. Cuando llegué, no había nadie, parecía un callejón sin salida, alguien gritó mi nombre y salí al patio trasero.
Subí a la furgoneta, Emily estaba allí, la miré con cara de “¿Dónde coño estabas?” cerraron las puertas, arrancamos y salimos a toda velocidad hacia ninguna parte.

viernes, 27 de abril de 2012

Capítulo 31.


Emily estaba sentada frente al ordenador con los pies sobre la mesa y una taza de café en la mano, esperando a que el programa que había descargado para abrir los archivos que se supone no  aportarían información sobre la industria.
Habían pasado unos días y  los tipos estos habían resultado una gran fuente de recursos.
Todo seguía prácticamente como siempre, me atrevería a decir que incluso mejor.
 Me acerqué a ella por detrás
-¿Cómo vas?- dije mientras le arrebataba la taza y daba unos sorbos.
-Pues, sorprendentemente ¡ Funciona!- Respondió ilusionada.
-Sabia que podias hacerlo- le di un beso en la mejilla- Enhorabuena.
-Si bueno… he de reconocer que Matt me ayudó un poco.
-En el fondo lo sabia…-bromeé- bueno, te dejo con tus cables…y cosas.- me fui dejándola riendo. Fui hacia la habitación que se había convertido en una zona común y donde todos pasábamos la mayor paerte del tiempo. Mientras Emily seguía intentando abrir la caja de pandora. Apenas salía de aquel cuarto.Y a Frank tampoco se le veía mucho por allí.
No era demasiado tarde, serian las diez de la tarde cuando alguien descubrió una botella de tequila a esa la siguieron otras muchas, nadie llevó la cuenta, a algunos los perdí de vista según avanzaba la noche, otros acabaron por el ssuelo y yo nisiquiera sabia donde estaba. Se suponía que eramos personas adultas y civilizadas, pero ¿Qué demonios? Estábamos en el find del mundo y, con tios disfrazados persiguiéndonos e intentando matarnos y no había esperanza para el mundo¿ porqué no podíamos emborracharnos y pasar una buena noche?
¿Qué porqué no? La respuesta la traia Emily aquella mañana de resaca. Escuche oa alguien gritar mi nombre. Me levanté de aquel sofá y me froté los ojos. Vi aEmily que gritaba y paracia enfadada, a mi la cabeza me daba vueltas
-¿Pero a quien se le ocurre?- dijo entre maldiciones, me agarró de la mano y tiró de mi para incorporarme, me regaño por haberme emborrachado mientras ella estaba trabajando. Me llevó casi arrastras hasta el cuarto donde trabajaba, vomité por el camino. Al llegar me sentó en la silla y me dio su taza de café. Me disculpé.
-¿y bien? ¿tienes algo?- dije.
-Más de lo que querría…-respondió. Yo la miré preocupada.
-¿Lo has abierto?
-Criss…escucha, esta…es difícil de explicar…bueno…yo.
-Emily,¿Qué ocurre?- me asusté, mucho.
-Pues…¿por donde empiezo?- preguntó para si misma.
-Puedes empezar por el principio- la ayudé.
-Haber…en primer lugar, quería habar contigo primero porque…los archivos, no son de tu padre. Son de el mio- Dicho esto, se dejó caer sobre la mesa, con la mirada baja. Eso significaba que el Dr.Burn no estaba vivo. Me levanté y me acerqué a ella, pase mi brazo por sus hombros.
-Lo siento…-dije.
-No te preocupes, en el fondo lo sabia, aunque una parte de mi se negaba a ceptarlo del todo.
-Hey, nunca hay que perder la esperanza- la animé.
-¿Cómo tú?
-Algo parecido- respondí. La abracé.
-Hay más- dijo pasados unos segundos.
-Vale, vamos a ver- dije limpiándome las silenciosas lágrimas que habían aparecido.
Ella se sento en la isla y yo me puse a un lado.
-Esto, son miles de mini archivos, con fichas de Killjoys y cómo han reaccionado frente al tratamiento- me explicó.
-emmn…el tratamiento de…-continué, sin entender.
-Según esto, es una operación cerebral, para…joder…-paró.
-¿Para qué,Emily?- pregunté, intrigada.
-Pues, más o menos viene a decir que…capturan a las personas y a los killjoys, les someten a una operación, y les dan una especie de drogas para mantenerlos bajo sus órdenes y convertirlos en….draculoides.
Se produjo un silencio sepulcral, que casi acaba con nosotras si no fuese porque aparecieron Gerard y el resto.
-¿Qué, novedades?-preguntó Ray.
-Mejor esperamos a que se os pase el efecto del alcohol para contároslo- sugirió Emily.
-Tienes razón, vamos chicos, dejemos a Emily descansar, ha trabajado toda la noche.- dije para convencerles.
Salimos de allí y fuimos a nuestras habitaciones, aunque en realidad no había demasiadas, y estaban todas en la misma ala. Perdí de vista a Frank unos minutos, pero reapareció enseguida. Entré en mi habitación, junto a Mikey. Me senté al borde de la cama y el entró al baño. Aproveché mi improvisada soledad para desahogarme. Lo que habíamos descubierto, era tan sumamente increíble que aún no lo había aceptado, y cuando por fín lo asimilé, solo pude pensar en los miles de killjoys raptados, en los cientos de draculoides que habíamos matado, en todas las familias rotas, y en todo el dolor que causaría saber que estamos luchando contra los de nuestro propio bando. Me tape la cara con las manos e hice presión en los ojos para retener a las inminentes lagrimas que estaban decididas a salir. Las contuve el tiempo suficiente como para entrar en la ducha y desatarlas. Una vez allí, pensé en si tal vez existía algún proceso para devolver a su ser a tantas mentes, si sería posible recuperar a hermanos perdidos, contando con que no los hubiesen matado ya los killjoys que quedaban.
Ni si quiera podía pensar en cómo reaccionarían el resto al enterarse de la noticia, muchos tenían familiares o amigos desaparecidos, y pensar que los podían haber matado ellos mismos podría hundirlos por completo, como estaba haciendo conmigo.



miércoles, 28 de marzo de 2012

Capítulo 30

Las calles estaban vacías,  los edificios desgastados por los años y ennegrecidos por los incendios, soplaba un gélido viento que arrastraba la desolación de aquella ciudad que aún conservaba un tipo de magia especial, no como la que antes acostumbraba a tener, sino una atmosfera oscura y tenebrosa, con un silencio sepulcral que podría envenenar cualquier mente.
Decidimos pasar allí la noche, aunque a Laura no le gustase demasiado la idea, pero el siguiente foco de población estaba a varios días de camino, y necesitábamos descansar.
Entramos a una vieja escuela, escondimos los vehículos en lo que fue el gimnasio y empezamos a buscar algo que pudiésemos utilizar, comida, combustibles…etc.
Estábamos en una de las antiguas aulas, cuando de repente oímos un disparo, acompañado al segundo de muchos más, rápidamente nos  cubrimos y pusimos apunto nuestras armas.
Alguien irrumpió en la habitación vestido totalmente de negro y con un casco en la cabeza, por lo que no supimos reconocer si era parte del enemigo, segundos después aparecieron una docena como él y nos rodearon. Nos superaban en número, por lo que no teníamos ninguna oportunidad.
-¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? – dijo uno de ellos, que al parecer era su líder. Vestía exactamente igual al resto, solo que con una cinta roja atada al brazo.
-Killjoys, estamos de paso. ¿Quiénes sois vosotros? –respondí sintiendo un arma en mi espalda.
- ¿Killjoys? ¿Adónde vais? –insistió.
-Respuesta por respuesta, ¿Quiénes sois? –dije.
-Vigilamos esta zona, no somos Killjoys, pero tampoco pertenecemos a la industria, ¿A dónde vais? – su voz sonaba firme y algo aburrida.
-Nos dirigimos hacia la zona 4. –nos examinaban con cuidado, dejando ver cierto interés, aunque en ningún momento dijeron nada.
-¿Cuál es vuestro objetivo?
-Misión Secreta. –respondí algo sorprendida. Se quitó el casco dejando ver a una adolescente con media cabeza rapada, y el pelo que le quedaba, de color rosa, nos miraba con aires de superioridad. Se acercó a mí y me agarró del cuello.
-No  he tenido el placer de conocerte. ¿Quién eres?- dijo clavando su fría mirada en mí.
-No queremos nada, dejadnos y nos iremos, no hablaremos a nadie de vosotros.- No estaba muy segura de sus intenciones, por lo que intenté salir de allí lo más rápido posible.
-Esa no es la respuesta que quería oir-dijo apretando su mano contra mi garganta.
-Twisted FistFight –dije con el poco aire que me quedaba, me soltó. Me miró como si no estuviese allí y con un gesto, hizo que nos soltasen, se sentó en una silla, se hacia atrás y nos miró con detenimiento.
-¿Y bien? – dijo Gerard. Todos le miraron a él, pero agradecía que hubiese dicho algo.
-Tal vez si nos decís que buscáis, podríamos ayudaros- dijo la peli-rosa.
-No hace falta, gracias, solo queremos irnos- respondí.
-Insisto- dijo, sabía que esto no podía acabar bien, por lo que decidí aprovechar la oportunidad.
-De acuerdo, necesitamos un ordenador para hackear una red de la industria ¿Tenéis alguno?- intentaba sonar seria, aunque algo en mi cabeza me decía que más bien parecía una niña de 7 años pidiendo un caramelo. Ella se rió.
-Oye, seamos amigos ¿vale? – habló en un tono que casi podría describirse como cuando dos mafiosos planean cómo deshacerse de un cadáver. Le dediqué una media sonrisa.
Nos condujo hacia una sala llena de pantallas, y cables de colores por todo el suelo, paredes y techo.  Por el camino oí risas que identifiqué como las de Ray y Frank, por lo que me relajé un poco.  Antes de poder entrar, la peli-rosa me agarró del brazo y tiró de mí débilmente indicando que fuese con ella. Nos alejamos un poco del resto, en una habitación con varios pupitres en el suelo y restos de una hoguera.
-Creo que hemos empezado con mal pie…Soy Hayley – dijo, y me tendió la mano.
-Cristina – respondí, y le estreché mi mano derecha.
-Siento lo de antes, debemos andar con cuidado, cualquiera puede ser una amenaza, aunque generalmente somos pacíficos, no queremos problemas, pero estamos en contra de la industria, y haremos lo que sea por destruirla, a si que si creéis que podéis hacerlo, os proporcionaremos todos los medios que tengamos a nuestro alcance –mientras decía esto intentaba mirarme a los ojos, pero yo estaba demasiado distraída mirando aquella habitación.
-Sí, gracias. Ahora, será mejor que vuelva, si queremos hacer algo, será mejor empezar cuanto antes.- Intenté escabullirme, esa habitación me daba escalofríos.
- ¡Por supuesto! –gritó entusiasmada – pero vendréis cansados…¿Porqué no os relajáis un poco con nosotros? Os llevaré a un edificio en el que podréis dormir un poco.
No parecía mala idea, y de verdad estábamos hartos de conducir de un lado a otro. Acepté.


-----------------------------------
Lo siento. He sido una irresponsable abandonando esto así.
Deberiais matarme todos, pero no lo hareis, porque ya se lo que va a pasar a partir de ahora en el fict, y probablemente en menos de un mes termine todo.
Gracias por leer.
Un saludo.
Secret.

martes, 10 de enero de 2012

Capítulo 29

Al caer la noche, todos habían decidido lo que harían, Jared Amy y Ryan seguirían con Emily, y Gerard Frank, Ray y Laura vendrían conmigo. Después de todo no nos separaríamos. Nos reunimos todos de nuevo en el recibidor. Se produjo un largo e incómodo silencio.
-¿Y bien? – me dijo Emily, pero bastante alto, como si quisiese que todos la oyesen.
-¿Y bien qué?- respondí, en un tono mucho más bajo.                                                        
-¿Sabes ya hacia dónde iremos?- preguntó Jared, dirigiéndose a mí.
-¿Yo? – respondí, atónita, señalándome.
-¿Quién si no? ¿no eres tú Twisted Fistfight? ¿el…la Gran twisted fistfight? ¿Aquella que llevó a cientos de killjoys a Sleep City para conquistarla? Y que lo consiguió – añadió. Esos comentarios cayeron sobre mi como un cubo de agua fría. Hice aquello hacia ya 6 años, perdimos a mucha gente, pero nos hicimos notar y reavivamos las esperanzas perdidas de miles.
Por aquel entonces solo tenía 16 años, era apenas una cria ansiosa por luchar, y tal vez si no lo hubiese sido no lo habríamos logrado.
-Sí…-musité.- Sí- repetí un poco más alto, y me levanté de la mesa donde estaba sentada- Sí- repetí, esta vez sonó  más como un grito. Y en mi cara apareció una mueca que era un intento de sonrisa, pero demasiado amarga como parecer real. Les miré, tenía ante mí a 9 personas dispuesta a darlo todo... les podría decir que partiésemos en ese mismo momento, y lo habrían hecho sin contemplaciones. Sin embargo yo no quería aquello, no quería llevarlos a una guerra injusta en la que podrían morir. Me sentía débil e indefensa ante ellos, poer sabía lo que yo significaba en sus corazones, yo era la esperanza que estaban buscando la que tanto ansiaban y necesitaban. Y no podía negársela.
-Saldremos mañana al amanecer, Laura , Emily, Amy y Ryan irán en la furgoneta de Emily, el resto en el coche, yo iré en la moto.- mi voz sonó fría y sin ninguna emoción, pero todos asintieron conformes.
-Todo el mundo llevará su máscara y su pistola laser a mano, a la mínima señal de alerta, todos a cubierto, yo los distraeré. ¿Alguna duda?
-¿Hacia dónde iremos?- preguntó Ray tras un breve silencio.
-Hacia donde sople el viento.- respondí, y tras despedirme con apenas una imperceptible inclinación de cabeza, me fui a mi habitación. Me cambié la camiseta por la que había dejado encima de la cama, deje la que tenia puesta encima de la bolsa, me entré en la cama y empecé a limpiar mi pistola laser con un pañuelo. Al cabo de lo que calculo que serían unos 20 minutos alguien entró en mi habitación. Me giré bruscamente y apunté a esa figura con la pistola.
-vaya, lo de ser twisted fistfight se te ha subido un poco a la cabeza- dijo la inconfundible voz de Mikey.
-¿Qué quieres?- dije bajando el arma.
-bueno…venía a darte nuestra última sesión de sexo salvaje en esta cama, pero ya veo que no estás de humor- respondió, y caminó despacio hacia la puerta, le intercepté aún riéndome.
-Hay demasiada gente aquí- dije- les despertaríamos.
-¿Desde cuándo te ha importado eso?- dijo forzando una mueca de seriedad.
-Desde que mi mejor amiga está aquí.- respondí empujándole.
-Vale, vale, ya me ha quedado bastante claro que no me quieres- dijo sentándose en la cama y poniendo un puchero en la cara.
Me senté sobre sus piernas, lo agarré del cuello y lo traje hacia mí, besándolo hasta que tuve que coger aire para poder respirar.
-Jamás vuelvas a decir eso- le dije en tono amenazador.
-Está bien, está bien, me rindo…tú ganas, como siempre-dijo tirando de mí hasta caer los dos sobre el colchón.


Abrí los ojos y aún estaba oscuro, me levanté y me vestí aún era pronto para despertar a Mikey, pero yo tenía que poner a punto mi moto, salí al patio trasero, destapé mi moto y sonreí. Aquella maravilla era perfecta.
-¿qué haces despierta tan temprano?- dijo alguien a mi espalda, en un acto involuntario mi mano ajó a mi cintura, donde se suponía que debía estar mi arma, pero allí no había nada. Me di la vuelta y vi a Jared.
-Supongo que podría preguntarte lo mismo- dije y le dediqué una media sonrisa.
-¿Es tuya?- preguntó
-Sí.
-Es una preciosidad.
-Lo sé.
-Dejaron de fabricarlas hace…ya he perdido la cuenta, ni si quiera se en qué año estamos…
-2032.
-¿Qué?
-Estamos en el año 2032. Dejaron de fabricarlas hace 20 años, es difícil conseguir piezas de repuesto, pero me las apaño.
- no podría estar en mejores manos…¿Vas a hacer algo?
-Voy a revisarla, le voy a limpiar un poco el polvo y quería darle un repaso al motor- dije haciendo un repaso mental. ¿Quieres ayudarme? – por fín había encontrado a alguien que entendía mi obsesión con esa moto, y no pensaba dejarlo escapar.
-¿Estás de broma? ¡Pues claro! ¿Por dónde empiezo?- gritó. Parecía un niño pequeño con un nuevo juguete, y tal vez lo era. Sonreí. Quizás demasiado.
Cuando el sol terminó de salir ya habíamos terminado.
-¿Quieres oírla rugir? – dije limpiándome la grasa de las manos.
-Por supuesto – dijo él, pasándose la mano por su frente sudorosa.
-Adelante- dije, me aparté y le hice un gesto con las manos.
-¿Qué? ¿Yo? ¡No! – dijo apartándose.
-¡Oh venga! Te lo mereces, has hecho todo el trabajo
-¡No! ¡No puedo! ¡Es…Tuya! – dijo algo más calmado, y entonces entendí.
-Entonces…te ordeno que subas – dije firme.
- No…-susurró yo le hice un gesto que se podría interpretar como un “¿Piensas desobedecerme?”. No dijo nada más, se subió a la moto y arrancó. El motor emitió su característico rugido y a Jared parecía que le iba a dar un infarto de un momento a otro.
Apagó la moto y nos quedamos allí unos instantes. Finalmente se bajó y me dio las gracias, yo le sonreí y saqué la moto de allí. La dejé preparada en la entrada y fui al recibidor. Todos estaban allí, listos para salir.
-¿Alguien ha cambiado de idea?- pregunté. El silencio me dio la respuesta. Salimos y cada uno fue a su lugar asignado. Emily, Mikey y yo nos quedamos un poco apartados. Mikey y yo nos despedimos con un beso y él se fue.
-Cristina…-dijo Emily.
-¿Qué ocurre?
-Tenemos un problema…-continuó, yo me preocupé excesivamente. – tenemos un terrible problema- dijo, y yo palidecí un poco, le indiqué con un gesto que continuara- verás, no he querido decírtelo antes pero…- la agarré de los hombros y la miré fijamente a los ojos.-Veras…es que…no hay viento.
Sonreí muy a mi pesar, me había hecho pasar un mal rato.
-¿Hacia dónde iremos?- añadió.
-No te preocupes, tú ve, ahora voy- Dije. Vi como se alejaba. Me di la vuelta y contemplé el motel. Me iba de nuevo y él siempre me esperaba, no importaba lo que tardase, siempre estaba igual, por muchos años que pasasen. Y siempre me costaba despedirme de aquel lugar. Demasiados recuerdos tal vez. Acaricié la puerta y eché el cerrojo. Saqué una moneda del bolsillo del pantalón. Cara : Norte  Cruz: Sur. La lancé al aire. Me puse el casco y las gafas de sol, subí a la moto, arranqué haciendo rugir el motor, y le dediqué otro rugido a Jared, con un grito de júbilo avancé rápida por la carretera, disfrutando de la sensación de libertad que conducir esa moto producía en mí.

lunes, 9 de enero de 2012

Capítulo 28.

Vaya- fue lo único que pudo decir.
-Si…vaya…-Respondí yo a la vez que me acomodaba en la cama.
-Pero…si…no lo entiendo- dijo, y se sentó junto a mí.
-¿Qué es lo que no entiende ahora tu cerebro privilegiado?- pregunté con cierto sarcasmo.
-Vamos a ver- dijo, y gesticuló con las manos, haciendo un esquema en el aire- Salémonos el drama. Primero:  si puedes acabar con Korse ¿porqué no lo has hecho ya? Segundo: tuvo la oportunidad de matarte ¿porqué no l hizo? Tercero: ¿que pueden contener esos archivos para que la industria los necesite? Cuarto ¿porqué no lo has descubierto ya? Quinto ¿porqué no ha vendió Korse a buscarte para obligarte a abrirlo?- tras todas estas preguntas se produjo un largo silencio, que yo rompí con un suspiro. Me incorporé e intente responder a sus preguntas:- Primero: eso es cierto, pero también acabaría con Batery City, y allí hay muchos killjoys retenidos, habría que evacuar la ciudad antes. Segundo: no me mató porque me necesita, soy la única que puede abrir esos archivos. Tercero: ni idea… Cuarto: porque necesito una conexión a la  red  y por aquí no hay ninguna. Quinto: no lo sé, supongo que sabe que no haré nada que pueda ayudarle, y también sabe que voy a abrir eso archivos, tal vez me esté dando tiempo para hacerlo, por no se cómo voy a hacerlo…tal vez se canse de esperar y venga a por mí… no sé, son solo suposiciones…
-Bien, lo primero es lo primero, sabe que estáis aquí, a si que vámonos. –dijo firme.
-¿Irnos Emily? ¿A dónde? No tenemos a donde ir… - respondí, y sentí una punzada en el estómago.
-A cualquier sitio… ¿recuerdas cuando éramos pequeñas…y soñábamos con fugarnos juntas? No sabíamos a donde iríamos, solo queríamos irnos. Pues esto es parecido. Nos vamos. Y punto.- terminó la frase con una sonrisa.
-Está bien…- accedí, y ¿cómo no hacerlo ante aquella lógica aplastante? – pero, hay que avisar al resto, y dejar que elijan, no podemos obligarlos a venir. – tras decir eso se me hizo un nudo en la garganta.
-De acuerdo, vamos.- se levantó de un salto  y yo la seguí.


-¿A dónde?- preguntó Frank.
-No lo sabemos, pero nos vamos de aquí, este lugar ya no es seguro.- respondí.
-bien, ¿Cuándo nos vamos?- dijo Gerard desde atrás, que había estado callado hasta ahora.
-Cuanto antes.- respondió Emily.
-¿Mañana?- añadió Gerard.
-Está bien. Mañana nos vamos, tenéis hasta entonces para decidir si venís o no. –Terminó Emily.
Yo le dediqué una mirada a Gerard y me volví hacia Mikey, le hice un gesto y salimos del recibidor.
-¿Vas a venir? – pregunté llena de incertidumbre.
Pareció dudar al responder – Claro…
-Eh, ¿qué pasa?- dije preocupada. Se acercó a mí y dejó un beso en mis labios.
-Nada, es solo que es tan repentino, pero no te preocupes, iré contigo.- dijo mientras sujetaba mi cara entre sus manos.
-Oye, si no quieres venir, lo entenderé, no sé cuánto tiempo estaremos fuera, ni dónde estaremos ni si quiera sé si volveremos aquí…-me interrumpió sellando mis labios con los suyos.
-Contigo, hasta el fin del mundo.- me estremecí al oírle decir eso y le abracé con toda la ternura que pude.
-¡Ey! Tortolitos, que hay que prepararse-la voz de Jared me sacó de mis pensamientos y me hizo sonrojar.
Fui a mi habitación, saqué una bolsa de equipaje de uno de los armarios y empecé a llenarla con mis cosas. Dejé una camiseta y mi pistola laser sobre la cama. Fui al baño, me lavé la cara para quitarme todas las dudas que tenía en la cabeza. Me miré en el espejo y sonreí, por fin un poco de calma… Quien me iba a decir, que esa solo era la calma que precede a la tempestad, y que mis problemas aún no habían terminado de empezar.



---------------------------------------------------------------
Sí lo sé, soy una maldita vaga... pero he publicado¡
El fict no está abandonado del todo.
Siento que tenga que ser corto, pero es que últimamente he estado muy extresada. Sorry.
Prometo que mañana subiré 2 para compensaros por todo.