La intensa luz del sol atravesando el ventanal me despertó. Sentí que algo me agarraba, me di cuenta de que Gerard me rodeaba con su brazo. Lo quité despacio, me levanté y le miré, estaba profundamente dormido, y el pelo le tapaba la cara, me acerqué para quitárselo, pero tropecé con la sábana y caí encima de él, haciendo que se despertase.
-Sabía que volverías- dijo agarrándome para ponerme del todo sobre él.
-No, quita- dije apartándome. Pero él empezó a hacerme cosquillas, y yo no pude aguantarme la risa, empezamos a dar vueltas por la cama, hasta que logré tirarle de ella y parar de reír.
Entonces me di cuenta de que no estaba. Le busqué por toda la habitación, parecíamos niños jugando al escondite, de vez en cuando él decía mi nombre para despistarme. Vi algo rojo moverse entre los sofás, le había encontrado, me acerqué despacio hacia allí y como si fuese una niña pequeña, dije -¡BUUU¡ - Gerard se asustó y tiró del albornoz que yo aun llevaba puesto, acercándome aún más a él, si eso era posible.
Apoyé mi mano sobre su pierna y él me agarró el cuello. ¡ALTO! Me dije a mí misma. No podía hacer aquello. Me separé muy deprisa, y volví a la habitación, esta vez dejé la puerta abierta.
Cogí el vestido blanco y fui al baño, abrí el grifo para llenar la bañera.
El baño era muy grande, azulejos blancos, una gran bañera, ducha, lavabo, un pequeño tocador, no podía quejarme.
Salí del baño para coger los zapatos blancos del armario. Vi a Gerard sentado sobre la cama, aún deshecha.
-Voy a darme un baño- dije mientras abría el armario y cogía los zapatos, junto a unas medias que había al lado.
-Te acompaño- dijo él saltando de la cama.
-No-respondí. Volví al baño y dejé los zapatos en el suelo y las medias sobre el tocador.
Cerré el grifo cuando la bañera estaba suficientemente llena. Me desvestí y entré. Me acomodé, sumergí la cabeza y permanecí así durante unos segundos, al salir, vi a Gerard apoyado sobre la pared.
-Joder, me has asustado- dije a la vez que me recogía el pelo. Él seguía apoyado, con los brazos cruzados y con una sonrisa maliciosa en la cara.
-y ahora, ¿Me puedes dejar algo de intimidad?- dije arqueando las cejas. Él se quitó la chaqueta, la tiró al suelo y se acercó a mí.
-Vete- ordené. Gerard ignoró esas palabras e introdujo una mano en la bañera.
-¿Crees que es lo suficientemente grande para los dos?-dijo mientras salpicaba un poco con la mano.
-Ni se te ocurra- dije con los ojos como platos, al ver sus intenciones. Pero ya era demasiado tarde, tiró de su camiseta hasta quitársela por completo. Su mano bajó hasta su cinturón, pero yo le agarré el brazo con la mano, en señal de que parase. Pero él volvió a ignorarme y acabó por desnudarse por completo y meterse en la bañera “Genial” pensé en un tono irónico.
-Gerard, sal.- le ordené con voz firme y evitando mirarle. Oí como se reía y le dirigí una mirada asesina, a lo que él respondió tirando de mí hacia si.
-Aparta- y le empujé. Él volvió a reír y se acomodó en la bañera mientras rozaba sus piernas contra las mías, yo intentaba impedirlo.
-¿Vas a hacerle esto a tu hermano?- fue lo único que se me ocurrió para que parase
-¿Él? Já- respondió.
-¿Qué?- solté confusa.
-¿Crees que significas algo para él?- sus palabras se clavaron en mi corazón, haciendo que se me cortase la respiración.
-¿a-a qué te refieres?-logré decir.
- Para él solo eres un juego, para entretenerse. No eres la primera, ni la última.- esas palabras me hicieron tanto daño que no pude evitar contener las lágrimas.
-Mientes…-me negaba a creer aquello.
-Ojala…Cristina…él, no te quiere-Dijo mirándome directamente a los ojos, por lo que no tuve más remedio que creerle. Aquello era justo lo que necesitaba, un corazón roto. Ahora todo era perfecto, irónicamente hablando por su puesto.
Salí de la bañera y me tapé con una toalla. ¿Cómo me podía haber dejado engañar tan fácilmente? Me sentía estúpida. Por suerte, Gerard salió también y tras coger una toalla, nos sentamos sobre la cama.
-Oye, olvídale ¿Vale?- dijo mientras me rodeaba con su brazo.
-No creo que pueda…-dije con la voz cortada.
Gerard me besó la mejilla dulcemente y me tiró contra la cama.
-Voy a hacer que te olvides de el por completo- dijo con una sonrisa de complicidad en la cara.
-¿Cómo?- dije limpiándome las lágrimas.
Entonces él me besó dulce pero apasionadamente, y enseguida comprendí. Le empujé despacio, para alejarle de mí.
-¿Qué ocurre?- dijo con una extraña mueca.
-Gracias- dije, y le guiñé un ojo.
Volví al baño, me senté en el borde de la bañera y me refresqué un poco con el agua. Decidí que lo mejor sería olvidarme de Mikey, por mucho que me costase. Me puse el vestido y los zapatos, me lavé la cara y me arreglé un poco. Me miré al espejo, hacía tiempo que no lo hacía, pero no me gustó demasiado lo que ví. Parecía estúpida así vestida, y ¿Enserio iba a ayudar a Korse y a la industria? Tal vez, lo mejor sería no pensarlo demasiado, y esperar a ver algo en los ordenadores de mi padre que me pudiese servir para destruir la industria.
Recogí la ropa de Gerard del suelo y salí, él seguía sentado en la cama, con la mirada perdida.
-Toma, vístete.- le dije apoyando mi barbilla en su hombro, dado que él estaba de espaldas.
Me agarró girando los brazos y me tumbó sobre la cama. Se giró de manera quedando sobre mí, pero al revés.
-Vaya- dijo examinándome con la mirada.
-Lo sé, parezco estúpida con esto puesto- dije.
-Todo lo contrario, estás preciosa- dijo con una sonrisa, la cual me hizo enloquecer por dentro.
Alguien llamó a la puerta, yo fui a abrir mientras él se vestía. Era Ada, nos saludamos y me dijo que tenía que volver a la oficina, lo cierto es que parecía bastante amable, pero no la creía. Llamé a Gerard y volvimos a la oficina de mi padre.