Me desperté con la voz de alguien que cantaba. Me puse de pié, y vi a Gerard vistiéndose y ¿cantando?
-¿Estas cantando?- pregunté asombrada.
-Buenos días- dijo mientras se acercaba a mí para darme un beso en la mejilla.
-¿Estás cantando?- aún no podía creérmelo.
-Bueno sí ¿ Lo hago demasiado mal?
- No, para nada, todo lo contrario- le sonreí, y entonces fue cuando me di cuenta de que seguía desnuda.
Estaba a punto de terminar de vestirme cuando me di cuenta ¿Dónde diablos estaba mi sujetador?
-Gerard, ¿has visto mi
-¿buscas esto?- no me dejo acabar la frase. Lo agitaba en el aire.
Intenté cogerlo, pero lo alejó de mí.
-¿Enserio?- dije irónicamente. –yo también se jugar a este juego.- dije mientras recogía del suelo sus calzones y me reía malvadamente.
- Está bien- se rindió- hagamos un intercambio, toma.
Me acerqué a él para recogerlo, entonces me agarró con un brazo y me tumbó en el aire, pero yo resbalé y caímos al suelo. Gerard empezó a reír sin parar, y yo le acompañé, apenas teníamos fuerzas para terminar de vestirnos, por el ataque de risa que teníamos.
Al terminar de vestirnos, salimos aún entre risas. Todos estaban desayunando, y al vernos, a mí con la camisa mal abrochada y a Gerard con los vaqueros del revés, Frank, se levantó y dio un golpe sobre la mesa mientras gritaba -¡NO¡
Gerard y yo dejamos de reír y le miramos con los ojos como platos.
-Esto no puede seguir así- dijo Frank muy cabreado.
-Venga Frank, tampoco es para tanto- dijo Gerard intentando tranquilizarle.
- Y lo dice, el de los pantalones al revés- dijo Frank mientras le empujaba.
Gerard se disponía a devolverle el empujón pero le puse una mano sobre el hombro.
-ahora vengo- dijo Gerard.
-Frank- intenté tranquilizarle.
-no, no tienes nada que explicar, ya lo habéis dejado muy clarito vosotros dos- después salió de la gasolinera. Yo intenté seguirlo, pero Mikey me detuvo, nos miramos, y no hicieron falta palabras. Me giré, y fui tras Frank.
Frank estaba subiéndose en el coche, abrí la puerta del copiloto y entré.
Frank arrancó el coche y pisó el acelerador.
-¡Frank para¡- dije mientras me agarraba con una mano al asiento.
-¿Porqué iba a parar?-dijo casi gritando.
-¡Frank¡- grité.
-¿Qué?- Respondió.
Cada vez íbamos más rápido, y nos habíamos alejado bastante de la gasolinera.
-¡Frank¡ ¡Por lo que más quieras para¡- Grité, fuimos bajando la velocidad hasta parar por completo.
-Frank- dije.
-Calla y agáchate- respondió.
-¿Qué?- respondí.
-Haz lo que te digo- entonces, al mirar por la ventanilla, lo vi, draculoides. Me agaché.
-En la guantera hay una pistola, cógela y márchate cuando se hayan ido- dijo.
-¿Qué? ¿y tú?
- es demasiado tarde, me han visto- sentí que mi corazón dejaba de latir, la sola idea de él en las manos de esos dracuolides…o aún peor…muerto.
-No te dejaré- dije.
-Si te ven, te capturaran a ti también- tenía razón, pero prefería morir a vivir sin él. Salió del coche, pero antes, me dijo: -Pase lo que pase, no salgas del coche.
Al cabo de unos segundos, oí unos disparos. No podía soportarlo. Salí del coche con la pistola.
-¡Te dije que no salieses¡- oí decir a Frank, lo que sentí al verle vivo, no tenía descripción, entonces los draculoides empezaron a disparar hacia mí, esquivé los rayos laser con una sorprendente agilidad, disparé por instinto, y uno de ellos cayó al suelo, entonces rodé sobre mi espalda, al levantarme, de un salto mortal, golpeé a dos draculoides y de un segundo disparo, maté a otro, quedaban solo dos, cuando de repente, oí unos aplausos a mi espalda.
- Solo he visto pelear a un apersona así e mi vida- me giré, y vi a un hombre calvo, que tenía agarrado a Frank, y le apuntaba con una pistola laser en la cabeza.
-Scarlet ¡Corre¡- dijo Frank.
-Oh “Scarlet”, con que así te llamas, Twisted Fistfight- dijo el calvito.
-¿Twisted Fistfight? – Dijo Frank con los ojos muy abiertos.
-¿Quién?- Dije yo.
-¿Qué te ocurre? ¿Ahora o sabes ni quién eres?- preguntó el calvito.
-Yo…- estaba confusa, y fue entonces cuando empecé a recordar, los killjoys, mis padres, Battery City, mi hermana, Twisted Fistfight…
-Twisted Fistfight…- susurré.
-Bueno, Scarlet, creo que ha llegado tu hora, y la de tu amiguito- dijo Korse, ahora si sabía quién era y todo lo que había hecho.
-Que yo sepa, no tenemos la suficiente confianza como para que me llames así.- le respondí- Para ti, soy Twisted Fistfight, y si no quieres que accione el detonador que te hará volar por pedazos, más te vale soltar a mi “amiguito”- dije muy seriamente, y con la cabeza muy alta.
-Vuelves a ganar esta batalla Scar, perdón, Twisted Fistfight, pero recuerda, aún no has ganado la guerra- soltó a Frank, se subió en una furgoneta, junto a su séquito de draculoides y se fueron. Corrí hacia Frank.
-¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño?- dije muy preocupada, a la vez que le ayudaba a incorporarse.
-¿Eres Twisted Fistfight? – dijo Frank, quien no salía aún de su asombro.
-Sí- respondí- ¿Estás bien?
-¡Eres Twisted Fistfight¡ - Gritó.
-¿Quieres dejar de decirlo?
-Eres…- se calló. Subimos al coche.
-Pero ¿Cómo es posible?- preguntó.
-Sencillo, yo estaba en aquel edificio, ayudando a la gente a salir, sufrí una conmoción a causa de una caída y olvidé todo sobre mi pasado.- esta vez conducía yo.
Llegamos a la gasolinera. Frank se bajó primero, yo devolví la pistola a su sitio y salí después. Cuando entré en la gasolinera, Frank estaba sentado en una silla, no decía absolutamente nada.
-¿Qué ha ocurrido?- preguntó Gerard
-Tengo que irme- dije.
-¿Qué?- dijeron todos, todos menos Frank, que seguía totalmente callado.
-Tengo que irme- repetí.
-Twisted Fistfight- dijo Frank. Todos le miraron.
- oh cállate Frank- dijo Ray.
-Twisted Fistfight- repitió, esta vez, un poco más alto.
-Frank, deja de decir tonterías- dijo Mikey.
-Twisted Fistfight- repitió, esta vez señalándome.
-¿Cómo?- dijo Gerard.
-Bueno, es una indirecta muy directa- dije.
-¿Qué tu eres Twisted Fistfight? … no, eso si que no me lo creo- dijo Gerard.
- lo es- dijo Frank.
-Oh vamos chicos, esto es una broma ¿Verdad?- dijo Ray.
- Ojala lo fuese- dije.
Todos estaban con la boca abierta.- y ahora, tengo que irme- dije.
-¿A dónde?- preguntó Gerard.
-Solo tenéis que llevarme a la zona 6, después, no os molestaré mas, cada uno seguirá su camino- mientras lo decía, pude sentir como mi corazón se congelaba, y se rompía en miles de pedacitos que me cortaban por dentro.
-No te librarás de nosotros tan fácilmente- dijo Gerard.
-¿No lo entiendes verdad? Podríais morir, y eso no podría perdonármelo nunca- le respondí.
-y nosotros no podríamos vivir sin saber que tu estás bien- me respondió.
-No, es muy peligroso, y Korse me sigue la pista, tengo que encontrar el detonador sola.
-¿El detonador del que antes hablabas? ¿El que acabará con Korse?- preguntó Frank.
-Ese- asentí.
-Entonces yo me apunto.
- y yo- dijeron Ray, Gerard y Mikey a la vez.
-No, es algo personal, algo que debo hacer sola.
- lo nuestro también es personal- dijo Frank a la vez que se levantaba.
-Korse mató a mis padres y acabó con mi hermana, no me queda nada, lo único que tengo, sois vosotros, y no permitiré que os haga daño- dije mientras reprimía mis ganas de llorar. Mikey no aguantó más y me abrazó. Se lo agradecí en silencio.
-Iremos contigo- dijo. No podía negarle nada a esa sonrisa.
-Saldremos ahora mismo- dijo Gerard.
-No- dije tomando el control- Korse debe estar por la zona, saldremos mañana al amanecer, hoy descansaremos, será un viaje largo.- todos asintieron.
-sabes, he oído habar tantas veces de ti, que llegué a pensar que te conocía, pero, nunca pensé que fueses así…tan…femenina…-dijo Ray.
-Yo pensaba que Twisted Fistfight era un tío- dijo Frank, cosa que explicó su anterior estado de shock. Solté una risita. Me serví un vaso de agua, me senté en uno de los taburetes, cogí una revista y le eché un vistazo. Era una revista muy antigua tenía casi 7 años, y había un artículo sobre los más buscados dirigido a mí, había una foto mía con mi antifaz, y a lado, ponía “Sujeto muy peligroso, si lo ven, llamen de inmediato al 1111”, me reí, era un número gracioso.
-Scarlet- dijo Gerard, le miré por encima de la revista, me hizo un gesto para que le siguiese. Lo hize, entramos en la habitación donde habíamos pasado la noche. Se acercó a mí y empezó a desabrocharme la blusa.
-¿Qué haces?
-la tienes mal abrochada- respondió. Retrocedí un paso.
-trae, ya lo hago yo
-¿Qué ocurre? ¿Es que no hay confianza?- dijo serio.
- Oh Gerard, claro que la hay, es que todo esto es muy raro, acabo de recordar quién soy y no sé si he hecho bien- terminé de abrocharme la blusa.
-¿A qué te refieres?- preguntó Gerard con un tono raro.
-Gerard- le miré a los ojos.
-¿Te refieres a que no has hecho bien estando conmigo?- preguntó.
-No- dije
-Ya veo…
-No, no me refería a eso.-Pero Gerard se fue. Yo me senté en una silla, estaba llorando. Mikey me vio entró, cerró la puerta y se sentó junto a mí.
-¿Qué ha pasado?- dijo.
-Mikey, lo siento, he sido una estúpida con todo esto.
-no te preocupes- me abrazó.
-te quiero- no sabía bien lo que había dicho, solo lo supe bien, cuando me besó y me repitió al oído lo que la otra noche me dijo.
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