Capítulo 2.

-¿Dónde han ido el resto?- oí decir a Farnk detrás de mí, me giré y allí estaba, sin camiseta, manteniendo el equilibrio mientras se ponía las botas. No puede evitar abrir demasiado los ojos, cosa que él notó, y al verme, empezó a reír sin parar. Me giré bruscamente, y mientras me mordía el labio, dije –Perdón-.  Tonta, eso era lo que era, una estúpida, una maldita

-bueno, ya puedes mirar- dijo Frank, haciéndome salir de mis pensamientos.

-lo siento- dije avergonzada. Él se limito a sonreír y mirarme. Dios mío, me perdí totalmente en esos ojos, eran tan intensos, tan profundos, tan infinitos…de repente, me guiñó un ojo y sonriendo me dijo- ¿Qué tal tu pierna? ¿Cuánto tiempo voy a tener que seguir llevándote en brazos?

-la verdad, es que ya casi no me duele nada, pero, si me llevases en brazos, tampoco me quejaría- dije bromeando.

-entonces- Frank me cogió- vamos  a movernos ahora mismo- empezó a girar y a moverse alocadamente, mientras, yo gritaba y reía. Entonces se tropezó y los dos caímos sobre el colchón, reímos aun más, de pronto apareció Ray- ups, ¿ interrumpo algo?-

-no, nada- dije a la vez que Frank decía – pues sí.

Le miré, pero él estaba demasiado ocupado acomodándose en el colchón, entonces, levantó el brazo y me empujó para que me tumbase junto a él. Acabamos a escasos centímetros el uno del otro. Me volví a incorporar al ver la cara de Ray. Le lancé una mirada asesina a Frank y me encogí de hombros mirando a Ray, para indicarle, que yo tampoco entendía lo que acababa de hacer. Me levanté.- estoy sedienta, ¿crees que podrías encontrarme algo de beber?- le pregunté a Ray.

-eso está hecho- respondió. Abrió uno de los cajones, sacó un vaso, y me sirvió un poco de agua, de una botella que estaba en uno de los estantes.

-Gracias. Por cierto ¿qué le pasaba antes a Gerard?- Ray se disponía a contestarme, cuando Gerard y MIkey aparecieron, los dos estaban serios, pero no parecían enfadados, por lo menos, no tanto como antes lo estaba Gerard.

-Bien, tú- dijo señalándome Gerard- ¿sabes usar un arma?

-esto…yo… pues, no sé, es decir, supongo que no.

- en ese caso, te enseñaré a usarlas. ¡Ray! Ve con Mikey a por gasolina.

- yo también voy- añadió Frank.

-está bien, pero tened cuidado- les advirtió Gerard.

Los demás se fueron y Gerard y yo nos quedamos solos, al acabarme el vaso de agua, le pregunté- oye,¿ qué te ocurría antes?- él estaba perdido en su mundo. me miró y me dijo

-lo siento- se sentó frente a mí- bueno, es que resulta, que los killjoys a los que íbamos a ayudar… ellos…- hizo una pausa, pero las lágrimas en sus ojos le delataron. Estaban muertos.

-yo…lo siento- Gerard alzó la mirada, que hasta ahora, había tenido fijada en el suelo.

Me miró fijamente a los ojos, sonrió, me aparto un mechón de pelo de la cara, y lo colocó tras mi oreja, en ese momento, me fijé en su pelo, rojo, un rojo intenso, parecía que tenía llamas sobre la cabeza. -¿te gusta?- dijo mientras se lo alborotaba. Le sonreí. – Es un color, interesante- dije, haciendo que él riera, lo cierto es que tenía una risa contagiosa, los dos acabamos riendo, y ya  ni siquiera recordábamos el motivo. Cuando se nos pasó un poco, y nuestros ojos se encontraron, nos quedamos totalmente quietos,  en silencio, apenas se oía el sonido de nuestra respiración. Estaba totalmente absorbida por ese universo llamado Gerard, esa mirada tan penetrante, que me hacía sentir en el estómago algo que no reconocía, una especie de cosquilleo que me volvía loca, entonces nos inclinamos, el uno hacia el otro, sentí como mi pulso se aceleraba, el vello se me erizaba, era una sensación demasiado extraña para mí. Apoyo su frente contra la mía, yo seguía perdida en su mirada, sus labios rozaron los míos, entonces cerré los ojos